19Tú hiciste la luna para medir los tiempos;
el sol sabe cuándo debe ocultarse.
20Dejas caer las sombras, y anochece;
y entonces corretean los animales salvajes.
21Rugen los leones que van tras su presa,
y reclaman la comida que Dios les provee.
22Cuando sale el sol, corren a sus cuevas
y satisfechos se tienden a descansar.
23Sale entonces el hombre a sus labores,
y trabaja hasta que cae la noche.
24¡Tus obras, Señor, son innumerables!
¡Todas las hiciste con gran sabiduría!
¡La tierra está llena de tus criaturas!
25¡Vean el vasto mar! ¡Contemplen su grandeza!
En él se mueven incontables seres vivos,
lo mismo grandes que pequeños.
26Allí navegan las grandes naves;
allí está Leviatán, que creaste para jugar con él.
27Todos los seres esperan de ti
que a su tiempo les des de comer.
28Si abres tu mano y les das su pan,
ellos lo toman y quedan satisfechos.
29Si te escondes de ellos, se desconciertan;
si les retiras su espíritu, mueren y vuelven al polvo.
30Pero si envías tu espíritu, vuelven a la vida,
y así renuevas la faz de la tierra.
31¡Sea tu gloria eterna, Señor!
¡Que te regocijen las obras que has hecho!
32Si miras la tierra, esta tiembla;
si tocas los montes, estos echan humo.
33Señor, ¡toda mi vida te cantaré!
Dios mío, ¡yo te cantaré salmos mientras viva!
34Señor, dígnate agradarte de mis pensamientos,
pues yo hallo en ti mi alegría.
35Que sean borrados de la tierra los malvados;
¡que dejen de existir los malhechores!
¡Bendice, alma mía, al Señor!
¡Aleluya!