Los fariseos envían alguaciles para arrestar a Jesús
32Los fariseos oyeron que la gente murmuraba estas cosas acerca de él; entonces los principales sacerdotes y los fariseos enviaron guardias para que lo arrestaran.
33Pero Jesús dijo: «Voy a estar con ustedes un poco más de tiempo, y luego volveré al que me envió.
34Ustedes me buscarán, pero no me hallarán; a donde yo voy a estar, ustedes no podrán venir.»
35Los judíos dijeron entre sí: «¿Y a dónde se irá este, que no podremos hallarlo? ¿Acaso se irá a los que andan dispersos entre los griegos, para enseñar a los griegos?
36¿Qué significa esto de que: “Me buscarán, pero no me hallarán”; y de que: “A donde yo voy a estar, ustedes no podrán venir”?»
Ríos de agua viva
37En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y en voz alta dijo: «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
38Del interior del que cree en mí, correrán ríos de agua viva, como dice la Escritura.»
39Jesús se refería al Espíritu que recibirían los que creyeran en él. El Espíritu aún no había venido, porque Jesús aún no había sido glorificado.
División entre la gente
40Algunos de la multitud, al oír estas palabras, decían: «En verdad, este es el profeta.»
41Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero algunos otros decían: «¿Y de Galilea habría de venir el Cristo?
42¿Acaso no dice la Escritura que el Cristo será descendiente de David, y que vendrá de la aldea de Belén, de donde era David?»
43Y por causa de él hubo disensión entre la gente.
44Algunos de ellos querían aprehenderlo; pero ninguno le puso la mano encima.
¡Nunca nadie ha hablado así!
45Los guardias fueron adonde estaban los principales sacerdotes y los fariseos, y estos les dijeron: «¿Por qué no lo han traído?»
46Los guardias respondieron: «¡Nunca antes alguien ha hablado como este hombre!»
47Pero los fariseos les respondieron: «¿También ustedes han sido engañados?
48¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?
49Pero esta gente, que no conoce la ley, está bajo maldición.»
50Nicodemo, que había ido a hablar con Jesús de noche y era uno de ellos, les dijo:
51«¿Acaso nuestra ley juzga a un hombre sin antes oírlo y sin saber lo que ha hecho?»
52Los fariseos le respondieron: «¿Qué, también tú eres galileo? Escudriña y verás que de Galilea nunca ha surgido un profeta.»
La mujer adúltera
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53Cada uno se fue a su casa,