Testigos de Cristo
30»Yo no puedo hacer nada por mí mismo. Yo juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco hacer mi voluntad, sino hacer la voluntad del que me envió.
31Si yo doy testimonio acerca de mí mismo, mi testimonio no es verdadero;
32pero el que da testimonio acerca de mí es otro, y yo sé que el testimonio que de mí da es verdadero.
33Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad.
34Yo no recibo el testimonio de ningún hombre, sino que digo esto para que ustedes sean salvos.
35Juan era una antorcha que ardía y alumbraba, y por algún tiempo ustedes quisieron regocijarse en su luz.
36Pero yo cuento con un testimonio mayor que el de Juan, y son las obras que el Padre me dio para que las llevara a cabo. Las obras mismas que yo hago son las que dan testimonio de mí, y de que el Padre me ha enviado.
37También el Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz, ni han visto su aspecto,
38ni tienen su palabra permanentemente en ustedes, porque a quien él envió ustedes no le creen.
39Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!
40Pero ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida.
41Yo no recibo gloria de parte de los hombres.
42Pero yo los conozco a ustedes, y sé que el amor de Dios no habita en ustedes.
43Yo he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben; pero si otro viniera en su propio nombre, a ese sí lo recibirían.
44¿Y cómo pueden ustedes creer, si se honran los unos a los otros, pero no buscan la honra que viene del Dios único?
45No piensen que yo voy a acusarlos delante del Padre. Hay alguien que sí los acusa, y es Moisés, en quien ustedes tienen puesta su esperanza.
46Si ustedes le creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí.
47Pero si no creen a sus escritos, ¿cómo van a creer a mis palabras?»