1Después me mostró un río límpido, de agua de vida. Era resplandeciente como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero.
2En medio de la calle de la ciudad, y a cada lado del río, estaba el árbol de la vida, el cual produce doce frutos y da su fruto cada mes; las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
3Allí no habrá maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en medio de ella, y sus siervos lo adorarán
4y verán su rostro, y llevarán su nombre en la frente.
5Allí no volverá a haber noche; no hará falta la luz de ninguna lámpara ni la luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará. Y reinarán por los siglos de los siglos.
La inminente venida de Cristo
6Y me dijo: «Estas palabras son fieles y verdaderas. El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ya ha enviado a su ángel para que les muestre a sus siervos lo que pronto tiene que suceder.»
7«¡Vengo pronto! ¡Dichoso el que obedece las palabras proféticas de este libro!»