Sociedad Biblica Argentina

Lunes 18 de agosto: Lucas 23:26-56

Texto(s) de la Biblia

San Lucas 23

Crucifixión y muerte de Jesús

26Cuando llevaban a Jesús, echaron mano de un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y le pusieron la cruz encima, para que la llevara detrás de Jesús.

27Detrás de Jesús iba una gran multitud del pueblo, y mujeres que lloraban y se lamentaban por él.

28Pero Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí, sino por ustedes mismas y por sus hijos.

29Porque vienen días en que se dirá: “Dichosas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no amamantaron.”

30Entonces comenzarán a pedir a los montes: “¡Caigan sobre nosotros!” Y dirán a las colinas: “¡Cúbrannos por completo!”

31Porque, si esto hacen con el árbol verde, ¡qué no harán con el árbol seco!»

32Con Jesús llevaban también a otros dos, que eran malhechores, para ser ejecutados.

33Cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, lo crucificaron allí, lo mismo que a los malhechores, uno a la derecha de Jesús y otro a su izquierda.

34[Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»] Y los soldados echaron suertes para repartirse entre ellos sus vestidos.

35Mientras el pueblo observaba, los gobernantes se burlaban de él y decían: «Ya que salvó a otros, que se salve a sí mismo, si en verdad es el Cristo, el escogido de Dios.»

36También los soldados se burlaban de él; hasta se acercaron y le ofrecieron vinagre,

37mientras decían: «Si eres el Rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!»

38Había sobre él un epígrafe que en letras griegas, latinas y hebreas decía: «ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.»

39Uno de los malhechores que estaban allí colgados lo insultaba y le decía: «Si tú eres el Cristo, ¡sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!»

40Pero el otro lo reprendió y le dijo: «¿Ni siquiera ahora, que sufres la misma condena, temes a Dios?

41Lo que nosotros ahora padecemos es justo, porque estamos recibiendo lo que merecían nuestros hechos, pero este no cometió ningún crimen.»

42Y a Jesús le dijo: «Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»

43Jesús le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.»

44Desde el mediodía y hasta las tres de la tarde hubo tinieblas sobre toda la tierra.

45El sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad.

46En ese momento Jesús clamó a gran voz, y dijo: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.» Y después de haber dicho esto, expiró.

47Cuando el centurión vio lo sucedido, alabó a Dios y dijo: «Realmente, este hombre era justo.»

48Al ver lo sucedido, toda la multitud que presenciaba este espectáculo se golpeaba el pecho y se fue alejando de allí.

49Pero todos los conocidos de Jesús, y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, seguían observando a cierta distancia lo que sucedía.

Jesús es sepultado

50Un hombre bueno y justo, llamado José, que era miembro del tribunal,

51no había estado de acuerdo con lo que los del tribunal planearon, ni con lo que hicieron. Este José era de Arimatea, una ciudad de Judea, y también esperaba el reino de Dios,

52así que fue a ver a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.

53Después de bajarlo de la cruz, envolvió el cuerpo en una sábana y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en donde aún no se había sepultado a nadie.

54Era el día de la preparación, y estaba por comenzar el día de reposo.

55Acompañaron a José las mujeres que habían venido con Jesús desde Galilea, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado el cuerpo.

56Después regresaron a su casa para preparar especias aromáticas y ungüentos, y descansaron en el día de reposo, conforme al mandamiento.

San Lucas 23:26-56RVRCAbrir en el lector de la Biblia

Nuestro anhelo

Queremos ayudarte en tu encuentro con Dios a través de la Biblia. Para esto traducimos, publicamos, difundimos y exaltamos la Palabra de Dios.

Sociedad Biblica Argentinav.4.26.9
Seguinos en