Sociedad Biblica Argentina

Jueves 16 de enero: Mateo 9:18-38

Texto(s) de la Biblia

San Mateo 9

La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús

18Mientras él les decía estas cosas, un magistrado vino y se arrodilló ante él, y le dijo: «Mi hija acaba de morir; pero ven y pon tu mano sobre ella, y ella volverá a la vida.»

19Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.

20En eso, una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto,

21pues pensaba: «Si alcanzo a tocar tan solo su manto, me sanaré.»

22Pero Jesús se volvió a mirarla y le dijo: «Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado.» Y a partir de ese momento la mujer quedó sana.

23Cuando Jesús entró en la casa del magistrado, vio a los que tocaban flautas y a la gente que hacía alboroto,

24y les dijo: «Váyanse, porque la niña no está muerta, sino dormida.» Ellos se burlaron de él.

25Pero luego de despedir a la gente, él entró y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.

26Esta noticia se difundió por toda aquella región.

Dos ciegos reciben la vista

27Cuando Jesús salió de allí, dos ciegos lo siguieron, y a gritos le decían: «¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!»

28Cuando Jesús llegó a la casa, los ciegos se le acercaron y él les preguntó: «¿Creen que puedo hacer esto?» Ellos dijeron: «Sí, Señor.»

29Entonces les tocó los ojos, y les dijo: «Que se haga con ustedes conforme a su fe.»

30Y los ojos de ellos fueron abiertos. Pero Jesús les encargó con mucha firmeza: «Asegúrense de que nadie sepa esto.»

31Sin embargo, en cuanto ellos salieron, divulgaron la fama de él por toda aquella región.

Un mudo habla

32En el momento en que salían, le trajeron a Jesús un mudo que estaba endemoniado.

33En cuanto el demonio fue expulsado, el mudo comenzó a hablar. Y la gente se asombraba y decía: «¡Nunca se ha visto nada igual en Israel!»

34Pero los fariseos decían: «Este expulsa a los demonios por el poder del príncipe de los demonios.»

La mies es mucha

35Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, y enseñaba en las sinagogas de ellos, predicaba el evangelio del reino y sanaba toda enfermedad y toda dolencia del pueblo.

36Al ver las multitudes, Jesús tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas, como ovejas que no tienen pastor.

37Entonces dijo a sus discípulos: «Ciertamente, es mucha la mies, pero son pocos los segadores.

38Por tanto, pidan al Señor de la mies que envíe segadores a cosechar la mies.»

San Mateo 9:18-38RVRCAbrir en el lector de la Biblia

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