Sociedad Biblica Argentina

Navidad - Día 2

Texto(s) de la Biblia

El reino del ungido del Señor

1¿Por qué se rebelan los pueblos?

¿Por qué conspiran las naciones?

2Los reyes de la tierra hacen alianzas;

los caudillos se declaran en contra

del Señor y de su Mesías. Y dicen:

3«¡Vamos a quitarnos sus cadenas!

¡Vamos a librarnos de sus ataduras!»

4El que reina en los cielos se ríe;

el Señor se burla de ellos.

5Pero ya enfurecido, les habla,

y con su enojo los deja turbados.

16En él fue creado todo lo que hay en los cielos y en la tierra, todo lo visible y lo invisible; tronos, poderes, principados, o autoridades, todo fue creado por medio de él y para él.

4En él, Dios nos escogió antes de la fundación del mundo, para que en su presencia seamos santos e intachables. Por amor

5nos predestinó para que por medio de Jesucristo fuéramos adoptados como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad,

6para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.

7En él tenemos la redención por medio de su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de su gracia,

ADVERTENCIAS Y BIENAVENTURANZAS 

El mundo busca arrancar a la Navidad de sus orígenes cristianos y darle a la fecha un supuesto sentido más multicultural, más neutral con respecto a las diversas religiones existentes, tanto por motivos comerciales como antirreligiosos. De esa manera, la Navidad se asocia más a la unidad de valores universales y neutrales —como la familia, la bondad y la paz— como logros humanos. El verdadero motivo de la festividad, el Hijo de Dios, ha sido borrado de la celebración. Esto nos deja con una fiesta vacía de su verdadero significado.

Ciertamente, en Navidad celebramos el amor, pero el amor de Dios. Él tomó forma de hombre y vino a nosotros. Por amor se encarnó y se hizo vulnerable y dependiente; se

humilló voluntariamente para venir a salvar a su pueblo. Pero que la tierna imagen del niño en el pesebre no nos engañe: ese niño es Rey y Señor sobre todo, por quien y para quien todo fue creado (Col 1:16).

Este salmo nos presenta al Hijo de Dios con una vara de hierro, reinando con justicia sobre las naciones. Su encarnación en un tierno bebé no disminuye su poderío ni la honra que merece. En este sentido, no debemos dejar que este mundo nos adormezca con su alegría barata. La Navidad ciertamente es una época de alegría y festejo, pero también de solemnidad. El Hijo de Dios vino a este mundo y quienes lo menosprecien dándole la espalda deberán enfrentar su justicia e ira santa. Pero quienes lo reconozcan y honren como se merece, sus escogidos por gracia desde la eternidad y redimidos (Ef 1:4-7), serán bienaventurados bajo su gobierno de amor.No quitemos a Cristo del centro de la Navidad. Honremos al hijo de Dios, alegrémonos con temblor y busquemos dulce refugio en Él.

 

*Este es un fragmento adaptado del ebook: Noticias de gran gozo: 25 reflexiones para celebrar el Adviento. (2021, Coalición por el Evangelio), editado por Josué Barrios. Usado con permiso.

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