Libro 4
¡Bendice nuestro trabajo!
SALMO 90 (89)
(1a) Oración de Moisés.
1 1 (1b) Dios nuestro,
¡tú siempre has sido nuestra casa!
2Desde siempre y hasta siempre,
desde antes de que crearas
las montañas, la tierra y el mundo,
tú has sido nuestro Dios.
3Tú marcas el fin de nuestra existencia
cuando nos ordenas volver al polvo.
4Para ti, mil años pasan pronto;
pasan como el día de ayer,
pasan como unas horas de la noche.
5Nuestra vida es como un sueño
del que nos despiertas al amanecer.
Somos como la hierba:
6comienza el día,
y estamos frescos y radiantes;
termina el día,
y estamos secos y marchitos.
7Si te enojas, nos asustas;
si te enfureces, nos destruyes.
8Tú conoces nuestros pecados,
aun los más secretos.
9Si te enojas, termina nuestra vida;
los años se nos escapan
como se escapa un suspiro.
10Si las fuerzas nos ayudan,
podemos vivir setenta años,
y aun llegar a los ochenta;
pero no tiene sentido
que vivamos tanto tiempo:
esa vida de angustias y problemas
pasa pronto, lo mismo que nosotros.
11La fuerza de tu furia
nadie ha llegado a conocerla.
¡Es tan grande tu enojo
como el temor que nos inspiras!
12Enséñanos a pensar cómo vivir
para que nuestra mente
se llene de sabiduría.
13Dios nuestro,
¿hasta cuándo vas a abandonarnos?
¡Vuelve a ser nuestro Dios!
¡Compadécete de nosotros
pues somos tu pueblo!
14¡Permítenos comenzar el día
llenos de tu amor,
para que toda la vida
cantemos llenos de alegría!
15Ya hemos tenido días de tristeza
y muchos años de aflicción;
¡devuélvenos esa alegría perdida!
16¡Permite que nosotros y nuestros hijos
podamos ver tu grandeza y tu poder!
17Dios nuestro,
¡muéstranos tu bondad,
y bendice nuestro trabajo!
¡Sí, bendice nuestro trabajo!