El mundo vivirá en paz
1Este es el mensaje que Dios le dio a Isaías hijo de Amós, para el reino de Judá y la ciudad de Jerusalén.
2En el futuro,
el monte donde se encuentra
el templo de nuestro Dios
será el monte más importante.
Allí vendrán muchos pueblos
3y gente de muchas naciones,
y unos a otros se dirán:
«Subamos al monte de Sión,
al templo del Dios de Israel,
para que él mismo nos enseñe
y obedezcamos sus mandamientos».
Dios mismo será nuestro maestro
desde el monte de Sión,
¡desde la ciudad de Jerusalén!
4Dios mismo dictará sentencia
contra naciones y pueblos lejanos,
y ellos convertirán sus espadas
en herramientas de trabajo.
Nunca más nación alguna
volverá a pelear contra otra,
ni se entrenará para la guerra.
5¡Vamos, pueblo de Israel,
deja que Dios sea tu guía!
Los muchos pecados de Israel
6Isaías dijo:
«¡Dios mío,
tú has abandonado a tu pueblo Israel!
»El país está lleno de adivinos,
que han venido de Asiria y de Babilonia.
Israel practica la brujería,
igual que sus vecinos, los filisteos.
»Israel hace negocios sucios
con gente extranjera.
7Por eso se ha llenado de oro y plata;
son muchos sus tesoros.
»Israel se ha convertido
en gran potencia militar,
pues tiene muchos caballos
y numerosos carros de guerra.
8»¡Israel está lleno de ídolos!
Todos adoran a dioses
fabricados con sus propias manos.
9Esto es una vergüenza
y una terrible desgracia;
¡no los perdones, Dios mío!
Dios castigará a los orgullosos
10»Israelitas,
escóndanse entre las rocas,
escóndanse en las cuevas,
para que puedan escapar
del poderoso y temible Dios.
11Los orgullosos bajarán la vista,
y agacharán la cabeza.
Solo el Dios todopoderoso será adorado,
12pues ya está cerca el día
en que humillará a esos orgullosos.
13Cuando llegue ese día,
Dios actuará contra aquellos
que se creen muy importantes;
se creen más grandes y altos
que los cedros del monte Líbano
y que los robles del valle de Basán.
14Dios actuará contra aquellos
que se creen muy importantes;
se creen más grandes y altos
que las montañas y los cerros,
15más altos que las torres
y más fuertes que las murallas.
16Se creen más ricos que un barco
cargado de muchos tesoros.
17-18»Cuando llegue ese día
serán humillados por completo
los creídos y orgullosos.
Cuando llegue ese día,
Dios acabará con todos los ídolos,
y solamente él será adorado.
Dios castigará a su pueblo
19-21»Cuando Dios decida castigarlos
escóndanse entre las rocas,
escóndanse en las cuevas,
para que puedan escapar
de Dios y de su terrible poder.
Cuando llegue ese día,
la gente tomará sus falsos dioses,
esos ídolos de oro y plata
que fabricaron con sus propias manos,
y los arrojarán a las ratas y a los murciélagos.
22»Por eso,
¡dejen de confiar en su propio poder,
porque tarde o temprano
todos van a morir!»