Judá es librado de Senaquerib
1Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos, se cubrió con vestiduras ásperas y entró en la casa de Jehová. 2Y envió a Eliaquim, el mayordomo, a Sebna, el escriba, y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de ropas ásperas, a ver al profeta Isaías hijo de Amoz, 3para que le dijeran: «Así ha dicho Ezequías: “Este día es día de angustia, de reprensión y de blasfemia, porque los hijos están a punto de nacer y la que da a luz no tiene fuerzas. 4Quizá oirá Jehová, tu Dios, todas las palabras del copero mayor, a quien el rey de los asirios, su señor, ha enviado para blasfemar contra el Dios viviente y para insultar con palabras, las cuales Jehová, tu Dios, ha oído. Por tanto, eleva una oración por el remanente que aún queda.”»
5Cuando los siervos del rey Ezequías llegaron a ver a Isaías, 6este les respondió: «Así diréis a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: “No temas por las palabras que has oído, con las cuales han blasfemado contra mí los siervos del rey de Asiria. 7Mira, voy a poner en él un espíritu, oirá un rumor, se volverá a su tierra y allí le haré caer a espada.”»
8El copero mayor regresó y se encontró al rey de Asiria combatiendo contra Libna, pues oyó que se había ido de Laquis. 9Allí el rey de Asiria se enteró de que Tirhaca, rey de Etiopía, había salido para hacerle guerra, y volvió a enviar embajadores a Ezequías diciendo: 10«Así diréis a Ezequías, rey de Judá: “Que no te engañe el Dios en quien tú confías, diciéndote: ‘Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria.’ 11Has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras que han destruido. ¿Vas a escapar tú? 12¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto es, a Gozán, Harán, Resef, y a los hijos de Edén que estaban en Telasar? 13¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?”»
14Ezequías tomó la carta de manos de los embajadores. Después de leerla subió a la casa de Jehová y la extendió delante de Jehová. 15Entonces oró Ezequías delante de Jehová diciendo: «Jehová, Dios de Israel, que moras entre los querubines, solo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Tú hiciste el cielo y la tierra. 16Inclina, Jehová, tu oído y oye; abre, Jehová, tus ojos y mira. Oye las palabras que Senaquerib ha enviado a decirme para blasfemar contra el Dios viviente. 17Es verdad, Jehová, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras, 18y que han echado al fuego a sus dioses, por cuanto ellos no eran dioses, sino obra de manos humanas, de madera o de piedra, y por eso los destruyeron. 19Ahora, pues, Jehová, Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de sus manos, para que sepan todos los reinos de la tierra que solo tú, Jehová, eres Dios.»
20Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: «Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: “He oído lo que me pediste acerca de Senaquerib, rey de Asiria.”
21»Esta es la palabra que Jehová ha pronunciado acerca de él:
»“La virgen, hija de Sión, te menosprecia, se burla de ti;
a tus espaldas mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
22¿A quién has insultado y contra quién has blasfemado?,
¿contra quién has alzado la voz,
y levantado altanero tus ojos?
Contra el Santo de Israel.
23Por medio de tus mensajeros
has insultado a Jehová
y has dicho: ‘Con la multitud de mis carros
he subido a las alturas de los montes,
a lo más inaccesible del Líbano;
cortaré sus altos cedros,
sus cipreses más escogidos;
me alojaré en sus más remotos lugares,
en el bosque de sus feraces campos.
24He cavado y bebido las aguas extrañas,
he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de Egipto’.
25¿Pero nunca oíste que lo hice desde tiempos antiguos,
y que lo tengo ideado desde los días de la antigüedad?
Pues ahora lo he hecho venir:
Tú causarás desolaciones,
y reducirás a montones de escombros las ciudades fortificadas.
26Sus habitantes, impotentes,
fueron acobardados y confundidos;
vinieron a ser como la hierba del campo,
como hortaliza verde,
como heno de los terrados,
que se marchita antes de madurar.
27He conocido tu situación,
todos tus movimientos,
y tu furor contra mí.
28Por cuanto te has airado contra mí,
por cuanto tu arrogancia ha subido a mis oídos,
voy a poner mi garfio en tu nariz
y mi freno en tus labios,
y te haré volver por el camino por el que viniste.
29»”Esto te daré por señal, Ezequías:
Este año comeréis lo que nacerá de suyo,
y el segundo año lo que nacerá de suyo.
Al tercer año sembraréis y segaréis,
plantaréis viñas y comeréis el fruto de ellas.
30Lo que haya escapado,
lo que haya quedado de la casa de Judá,
volverá a echar raíces por debajo
y llevará frutos por arriba.
31Porque de Jerusalén saldrá un resto,
y del monte Sión los que se salven.
El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
32»”Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria:
No entrará en esta ciudad,
ni lanzará flechas en ella;
ni la enfrentará con escudo,
ni levantará contra ella un baluarte.
33Por el mismo camino que vino, volverá,
y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
34Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla,
por amor a mí mismo,
y por amor a David, mi siervo.”»
35Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. A la hora de levantarse por la mañana, todo era cuerpos de muertos. 36Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó a Nínive, donde se quedó. 37Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo hirieron a espada y huyeron a tierra de Ararat. En su lugar reinó Esar-hadón, su hijo.