101El compromiso fue firmado por el gobernador Nehemías hijo de Jacalías, y por Sedequías,
2Seraías, Azarías, Jeremías,3Pasjur, Amarías, Malquías,4Jatús, Sebanías, Maluc,5Jarín, Meremot, Abdías,6Daniel, Ginetón, Baruc,7Mesulán, Abías, Mijamín,8Magasías, Bilgay y Semaías, que eran sacerdotes.9Por los levitas firmaron Josué hijo de Azanías, Binúi de los hijos de Henadad, Cadmiel,
10y sus hermanos Sebanías, Hodías, Kelita, Pelaías, Janán,11Micaía, Rejob, Jasabías,12Zacur, Serebías, Sebanías,13Hodías, Bani y Beninu.14Por los hombres importantes del pueblo firmaron Paros, Pajat Moab, Elam, Zatu, Bani,
15Binuy, Azgad, Bebay,16Adonías, Bigvay, Adín,17Ater, Ezequías, Azur,18Hodías, Jasún, Besay,19Jarif, Anatot, Nebay,20Magpías, Mesulán, Hezir,21Mesezabel, Sadoc, Jadúa,22Pelatías, Janán, Anaías,23Oseas, Jananías, Jasub,24Halojés, Piljá, Sobec,25Rejún, Jasabná, Maseías,26Ajías, Janán, Anán,27Maluc, Jarín y Baná.28El resto del pueblo, junto con los sacerdotes, levitas, porteros, cantores, los criados del templo, todos aquellos que se habían apartado de los pueblos extranjeros, y sus esposas, hijos e hijas, y todos los que podían entender y comprender,
29se reunieron con sus hermanos y con los jefes importantes del pueblo para jurar que se comprometían a obedecer la ley que Dios le había dado a su siervo Moisés, y que cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos del Señor nuestro Dios.30Prometieron que sus hijas no se casarían con extranjeros, y que tampoco sus hijos32Por ley se impusieron la responsabilidad de entregar cuatro gramos de plata para el mantenimiento del templo de nuestro Dios,
34«Nosotros los sacerdotes, y los levitas y el pueblo en general, echamos suertes, según el origen de nuestras familias, para saber a quién le tocaría llevar al templo del Señor la ofrenda de leña necesaria para ser quemada en el altar, como está escrito en la ley.
35»También nos comprometimos a llevar al templo, cada año, los primeros frutos de nuestras cosechas y de nuestros árboles
34.26
Dt 26.2
frutales,
37»De igual manera, nos comprometimos a llevar a los almacenes del templo la primera harina, el primer vino y el primer aceite, para los sacerdotes; y entregar a los levitas la décima parte de nuestras cosechas
y del fruto de nuestro trabajo en todas nuestras ciudades.