101Y VI otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube,
y el arco celeste sobre su cabeza; y
su rostro era como el sol, y
sus pies como columnas de fuego.
2Y tenía en su mano un librito abierto: y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra;
3Y clamó con grande voz, como cuando un león ruge: y cuando hubo clamado, siete truenos hablaron sus voces.
4Y cuando los siete truenos hubieron hablado sus voces, yo iba á escribir, y oí una voz del cielo que me decía:
Sella las cosas que los siete truenos han hablado, y no las escribas.
5Y el ángel que vi estar sobre el mar y sobre la tierra,
levantó su mano al cielo,
6Y juró
por el que vive para siempre jamás,
que ha criado el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no será más.
7Pero en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comenzare á tocar la trompeta, el misterio de Dios será consumado, como él lo anunció á sus siervos los profetas.
8Y la voz que oí del cielo hablaba otra vez conmigo, y decía: Ve, y toma el librito abierto de la mano del ángel que está sobre el mar y sobre la tierra.
9Y fuí al ángel, diciéndole que me diese el librito, y él me dijo:
Toma, y trágalo; y él te hará amargar tu vientre, pero en tu boca será dulce como la miel.
10Y tomé el librito de la mano del ángel, y lo devoré;
y era dulce en mi boca como la miel; y cuando lo hube devorado, fué amargo mi vientre.
11Y él me dice: Necesario es que otra vez profetices á muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes.
111Y ME fué dada
una caña semejante á una vara, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y
el altar, y á los que adoran en él.
2Y
echa fuera el patio que está fuera del templo, y no lo midas,
porque es dado á los Gentiles; y hollarán la ciudad santa
cuarenta y dos meses.
3Y daré á mis dos
testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos y sesenta días, vestidos de sacos.
4Estas son
las dos olivas,
y los dos candeleros que están delante del Dios de la tierra.
5Y si alguno les quisiere dañar,
sale fuego de la boca de ellos, y devora á sus enemigos: y si alguno les quisiere hacer daño, es necesario que él sea así muerto.
6Estos
tienen potestad de cerrar el cielo, que no llueva en los días de su profecía, y tienen poder sobre las aguas
para convertirlas en sangre, y
para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quisieren.
7Y cuando ellos hubieren acabado su
testimonio,
la bestia que sube
del abismo
hará guerra contra ellos, y los vencerá, y los matará.
8Y sus cuerpos serán echados en las plazas
de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada
Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fué crucificado.
9Y los de los linajes, y de los pueblos, y de las lenguas, y de los Gentiles verán los cuerpos de ellos por tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en sepulcros.
10Y los moradores de la tierra se gozarán sobre ellos, y se alegrarán, y se enviarán dones los unos á los otros;
porque estos dos profetas han
atormentado á los que moran sobre la tierra.
11Y después de tres días y medio
el espíritu de vida enviado de Dios, entró en ellos, y se alzaron sobre sus pies, y vino gran temor sobre los que los vieron.
12Y oyeron una grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo
en una nube, y sus enemigos los vieron.
13Y en aquella hora fué hecho gran temblor de tierra,
y la décima parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra en número de siete mil hombres: y los demás fueron espantados,
y dieron gloria
al Dios del cielo.
14
El segundo ¡Ay! es pasado: he aquí, el tercer ¡Ay! vendrá presto.
15Y
el séptimo ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el cielo, que decían:
Los reinos del mundo han venido á ser los reinos de nuestro Señor, y de
su Cristo:
y reinará para siempre jamás.
16Y los veinticuatro ancianos
que estaban sentados delante de Dios en sus sillas, se postraron sobre sus rostros, y adoraron á Dios,
17Diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso,
que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu grande potencia, y has reinado.
18Y se han airado las naciones, y
tu ira es venida, y
el tiempo de los muertos, para que sean juzgados, y para que des el galardón á tus siervos los profetas, y á los santos, y á los que temen tu nombre, á los pequeñitos y á los grandes, y para que destruyas los que destruyen la tierra.
19Y
el templo de Dios fué abierto en el cielo, y
el arca de su testamento fué vista en su templo. Y fueron hechos
relámpagos y voces y truenos y terremotos y grande granizo.
121Y UNA grande señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, y
la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
2Y
estando preñada, clamaba con dolores de parto, y sufría tormento por parir.
3Y fué vista otra señal en el cielo: y he aquí un grande
dragón bermejo, que tenía siete cabezas y
diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas.
4Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo,
y las echó en tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para parir,
a fin de devorar á su hijo cuando hubiese parido.
5Y ella parió un hijo varón, el cual había de
regir todas las gentes con vara de hierro: y su hijo fué arrebatado para Dios y á su trono.
6Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan
mil doscientos y sesenta días.
7Y fué hecha una grande batalla en el cielo:
Miguel y sus ángeles lidiaban contra el
dragón; y lidiaba el dragón y sus ángeles.
8Y no prevalecieron,
ni su lugar fué más hallado en el cielo.
9Y
fué lanzado fuera aquel gran dragón,
la serpiente antigua, que se llama Diablo y
Satanás,
el cual engaña á todo el mundo; fué arrojado en tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
10Y oí una grande voz en el cielo que decía:
Ahora ha venido la salvación, y la virtud, y el reino de nuestro Dios, y el poder de su Cristo; porque el acusador de nuestros hermanos ha sido arrojado,
el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.
11Y
ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por
la palabra de su testimonio;
y no han amado sus vidas hasta la muerte.
12Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos.
¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido á vosotros, teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo.
13Y cuando vió el dragón que él había sido arrojado á la tierra, persiguió á
la mujer que había parido al hijo varón.
14Y fueron dadas á la mujer dos alas de grande águila, para que de la presencia de la serpiente volase al desierto, á su lugar, donde es mantenida
por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.
15Y la serpiente echó de su boca tras la mujer agua como un río, á fin de hacer que fuese arrebatada del río.
16Y la tierra ayudó á la mujer, y la tierra abrió su boca, y sorbió el río que había echado el dragón de su boca.
17Entonces el dragón fué airado contra la mujer;
y se fué á hacer guerra contra los otros de la simiente de ella,
los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen
el testimonio de Jesucristo.