Al Músico principal: de los hijos de Coré: Salmo.
471PUEBLOS todos,
batid las manos;
Aclamad á Dios con voz de júbilo.
2Porque Jehová el Altísimo
es terrible;
Rey grande sobre toda la tierra.
3
El sujetará á los pueblos debajo de nosotros,
Y á las gentes debajo de nuestros pies.
4El nos elegirá
nuestras heredades;
La hermosura de Jacob, al cual amó. (Selah.)
5
Subió Dios con júbilo,
Jehová con sonido de trompeta.
6Cantad á Dios, cantad:
Cantad á nuestro Rey, cantad.
7Porque Dios es
el Rey de toda la tierra:
Cantad con inteligencia.
8
Reinó Dios sobre las gentes:
Asentóse Dios sobre su santo trono.
9Los príncipes de los pueblos se juntaron
Al pueblo del Dios de Abraham:
Porque de Dios son los
escudos de la tierra;
El es muy ensalzado.
Canción: Salmo de los hijos de Coré.
481GRANDE es Jehová y digno de ser en gran manera alabado,
En la ciudad de nuestro Dios, en el
monte de su santuario.
2
Hermosa provincia, el gozo de toda
la tierra
Es el monte de Sión, á los lados del aquilón,
La ciudad del gran Rey.
3Dios en sus palacios es conocido por refugio.
4Porque he aquí los reyes de la tierra se reunieron;
Pasaron todos.
5Y viéndola ellos así, maravilláronse,
Se turbaron,
diéronse priesa á huir.
6
Tomólos allí temblor;
Dolor, como á mujer que pare.
7
Con viento solano
Quiebras tú las naves de Tharsis.
8Como lo oímos, así hemos visto
En la
ciudad de Jehová de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios:
Afirmarála Dios para siempre. (Selah.)
9Esperamos tu misericordia, oh Dios,
En medio de tu templo.
10Conforme á
tu nombre, oh Dios,
Así es tu loor hasta los fines de la tierra:
De justicia está llena tu diestra.
11Alegraráse el monte de Sión;
Se gozarán las
hijas de Judá
Por tus juicios.
12Andad alrededor de Sión, y rodeadla:
Contad sus torres.
13Poned vuestro corazón á su antemuro,
Mirad sus palacios;
Para que lo contéis
a la generación venidera.
14Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre:
El nos
capitaneará hasta la muerte.
Al Músico principal: Salmo para los hijos de Coré.
491
OID esto, pueblos todos;
Escuchad, habitadores todos del mundo:
2Así
los plebeyos como los nobles,
El rico y el pobre juntamente.
3Mi boca hablará sabiduría;
Y el pensamiento de mi corazón inteligencia.
4
Acomodaré á ejemplos mi oído:
Declararé con el arpa mi
enigma.
5¿Por qué he de temer en los días de adversidad,
Cuando la iniquidad de mis insidiadores me cercare?
6Los que
confían en sus haciendas,
Y en la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
7Ninguno de ellos
podrá en manera alguna redimir al hermano,
Ni
dar á Dios su rescate.
8(Porque
la redención de su vida es de gran precio,
Y no se hará jamás;)
9Que viva adelante para siempre,
Y
nunca vea la sepultura.
10Pues se ve que
mueren los sabios,
Así como el insensato y el
necio perecen,
Y dejan á otros sus riquezas.
11En su interior tienen que sus casas serán eternas,
Y sus habitaciones para generación y generación:
Llamaron sus tierras de sus nombres.
12Mas el hombre no permanecerá en honra:
Es semejante á las bestias que perecen.
13Este su camino es
su locura:
Con todo, corren sus descendientes por el dicho de ellos. (Selah.)
14Como rebaños serán puestos en la sepultura;
La muerte se cebará en ellos;
Y
los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana:
Y se consumirá su bien parecer en el sepulcro de su morada.
15Empero Dios
redimirá mi vida del poder de la sepultura,
Cuando me tomará. (Selah.)
16No temas cuando se enriquece alguno,
Cuando aumenta la gloria de su casa;
17Porque en muriendo no llevará nada,
Ni descenderá tras él su gloria.
18Si bien mientras viviere,
dirá dichosa á su alma:
Y tú serás loado cuando bien te tratares.
19Entrará á la generación de sus padres:
No verán
luz para siempre.
20El hombre en honra que no entiende,
Semejante es á las bestias que perecen.