81Y RESPONDIÓ
Bildad Suhita, y dijo:
2¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca serán como un viento fuerte?
3
¿Acaso pervertirá Dios el derecho,
O el Todopoderoso pervertirá la justicia?
4Si
tus hijos pecaron contra él,
El los echó en el lugar de su pecado.
5Si
tú de mañana buscares á Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
6Si fueres limpio y derecho,
Cierto luego se despertará sobre ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia.
7Y tu principio habrá sido pequeño,
Y tu postrimería acrecerá en gran manera.
8
Porque pregunta ahora á la edad pasada,
Y disponte para inquirir de sus padres de ellos;
9
Pues nosotros somos de ayer, y no sabemos,
Siendo nuestros días sobre la tierra como
sombra.
10¿No te enseñarán ellos, te dirán,
Y de su corazón sacarán palabras?
11¿Crece el junco sin lodo?
¿Crece el prado sin agua?
12
Aun él en su verdor no será cortado,
Y antes de toda hierba se secará.
13Tales son los caminos de todos los que olvidan á Dios:
Y la
esperanza del impío perecerá:
14Porque su esperanza será cortada,
Y su confianza es
casa de araña.
15Apoyaráse él sobre su casa, mas no permanecerá en pie;
Atendráse á ella, mas no se afirmará.
16A manera de un árbol, está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre su huerto;
17Vanse entretejiendo sus raíces junto á una fuente,
Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.
18Si le arrancaren de su lugar,
Este negarále entonces, diciendo: Nunca te vi.
19Ciertamente éste será el gozo de su camino;
Y
de la tierra de donde se traspusiere, nacerán otros.
20He aquí, Dios no aborrece al perfecto,
Ni toma la mano de los malignos.
21Aun henchirá tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.
22Los que te aborrecen,
serán vestidos de confusión;
Y la habitación de los impíos perecerá.
91Y RESPONDIÓ Job, y dijo:
2Ciertamente yo conozco que es así:
¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
3Si quisiere contender con él,
No le podrá responder á una cosa de mil.
4
El es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza,
¿Quién se endureció contra él, y quedó en paz?
5Que arranca los montes con su furor,
Y no conocen quién los trastornó:
6
Que remueve la tierra de su lugar,
Y
hace temblar sus columnas:
7Que manda al sol, y no sale;
Y sella las estrellas:
8
El que extiende solo los cielos,
Y anda sobre las
alturas de la mar:
9
El que hizo el Arcturo, y el Orión, y las Pléyadas,
Y los lugares secretos del mediodía:
10El que hace cosas grandes é incomprensibles,
Y maravillosas, sin número.
11He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré;
Y pasará, y no lo entenderé.
12
He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir?
¿Quién le dirá, Qué haces?
13Dios no tornará atrás su ira,
Y debajo de él se encorvan los que ayudan á los soberbios.
14¿Cuánto menos le responderé yo,
Y hablaré con él palabras estudiadas?
15
Que aunque fuese yo justo, no responderé;
Antes habré de rogar á mi juez.
16Que si yo le invocase, y él me respondiese,
Aun no creeré que haya escuchado mi voz.
17Porque me ha quebrado con tempestad,
Y ha aumentado mis heridas
sin causa.
18No me ha concedido que tome mi aliento;
Mas hame hartado de amarguras.
19Si habláremos de su potencia, fuerte por cierto es;
Si de juicio, ¿quién me emplazará?
20Si yo me justificare,
me condenará mi boca;
Si me dijere perfecto, esto me hará inicuo.
21Bien que yo fuese íntegro, no conozco mi alma:
Reprocharé mi vida.
22Una cosa resta que yo diga:
Al perfecto y al impío él los consume.
23Si
azote mata de presto,
Ríese de la prueba de los inocentes.
24La tierra es entregada en manos de los impíos,
Y él cubre el rostro de sus jueces.
Si no es él, ¿quién es? ¿dónde está?
25
Mis días han sido más ligeros que un
correo;
Huyeron, y no vieron el bien.
26Pasaron cual navíos veloces:
Como el águila que se arroja á la comida.
27
Si digo: Olvidaré mi queja,
Dejaré mi aburrimiento, y
esforzaréme:
28Contúrbanme todos mis trabajos;
Sé que no me darás por libre.
29Yo soy impío,
¿Para qué trabajaré en vano?
30Aunque me lave con aguas de nieve,
Y limpie mis manos con la misma limpieza,
31Aun me hundirás en el hoyo,
Y mis propios vestidos me abominarán.
32Porque
no es hombre como yo, para que yo le responda,
Y vengamos juntamente á juicio.
33No hay entre nosotros árbitro
Que ponga su mano sobre nosotros ambos.
34
Quite de sobre mí su vara,
Y su terror no me espante.
35Entonces hablaré, y no le temeré:
Porque así no estoy en mí mismo.
101ESTÁ mi alma aburrida de mi vida:
Daré yo suelta á mi queja
sobre mí,
Hablaré con amargura de mi alma.
2Diré á Dios: no me condenes;
Hazme entender por qué pleiteas conmigo.
3
¿Parécete bien que oprimas,
Que
deseches la
obra de tus manos,
Y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?
4
¿Tienes tú ojos de carne?
¿Ves tú como ve el hombre?
5¿Son tus días como los días del hombre,
O tus años como los tiempos humanos,
6Para que inquieras mi iniquidad,
Y busques mi pecado,
7Sobre saber tú que no soy impío,
Y que no hay quien de tu mano libre?
8
Tus manos me formaron y me compusieron
Todo
en contorno: ¿y así me deshaces?
9Acuérdate ahora que
como á lodo me diste forma:
¿Y en polvo me has de tornar?
10¿No me fundiste como leche,
Y como un queso me cuajaste?
11Vestísteme de piel y carne,
Y cubrísteme de huesos y nervios.
12Vida y misericordia me concediste,
Y tu visitación guardó mi espíritu.
13Y estas cosas tienes guardadas en tu corazón;
Yo sé que
esto está cerca de ti.
14Si pequé,
tú me has observado,
Y no me limpias de mi iniquidad.
15Si fuere malo, ¡ay de mí!
Y si fuere justo, no
levantaré mi cabeza,
Estando harto de deshonra,
Y de verme afligido.
16Y subirá de punto, pues me cazas como á
león,
Y tornas á hacer en mí maravillas.
17Renuevas contra mí tus plagas,
Y aumentas conmigo tu furor,
Remudándose sobre mí ejércitos.
18
¿Por qué me sacaste de la matriz?
Habría yo espirado, y no me vieran ojos.
19Fuera, como si nunca hubiera sido,
Llevado desde el vientre á la sepultura.
20
¿No son mis días poca cosa?
Cesa pues, y déjame, para que me
conforte un poco.
21
Antes que vaya para no volver,
A la tierra de tinieblas y
de sombra de muerte;
22Tierra de oscuridad, lóbrega
Como sombra de muerte, sin orden,
Y que aparece como la oscuridad misma.