191Y RESPONDIÓ Job, y dijo:
2¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma,
Y me moleréis con palabras?
3Ya me habéis vituperado diez veces:
¿No os avergonzáis de descomediros delante de mí?
4Sea así que realmente haya yo errado,
Conmigo se quedará mi yerro.
5Mas si vosotros
os engrandeciereis contra mí,
Y adujereis contra mí mi oprobio,
6Sabed ahora que Dios me ha trastornado,
Y traído en derredor su red sobre mí.
7He aquí yo clamaré agravio, y no seré oído:
Daré voces, y no habrá juicio.
8Cercó de vallado mi camino, y no pasaré;
Y sobre mis veredas puso tinieblas.
9
Hame despojado de mi gloria,
Y quitado la
corona de mi cabeza.
10Arruinóme por todos lados, y perezco;
Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
11E hizo inflamar contra mí su furor,
Y contóme para sí entre sus enemigos.
12Vinieron sus
ejércitos á una, y trillaron sobre mí su camino,
Y asentaron campo en derredor de mi tienda.
13
Hizo alejar de mí mis hermanos,
Y positivamente se extrañaron de mí mis conocidos.
14Mis parientes se detuvieron,
Y mis
conocidos se olvidaron de mí.
15Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño;
Forastero fuí yo en sus ojos.
16Llamé á mi siervo, y no respondió;
De mi propia boca le suplicaba.
17Mi aliento vino á ser extraño á mi mujer,
Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
18Aun los muchachos me menospreciaron:
En levantándome, hablaban contra mí.
19Todos mis confidentes me aborrecieron;
Y los que yo amaba, se tornaron contra mí.
20
Mi cuero y mi carne se pegaron á mis huesos;
Y he escapado con la piel de mis dientes.
21Oh vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí;
Porque la mano de Dios me ha tocado.
22¿Por qué
me perseguís como Dios,
Y no os hartáis de mis carnes?
23¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas!
¡Quién diese que se escribieran en un libro!
24¡Que con cincel de hierro y con plomo
Fuesen en piedra esculpidas para siempre!
25Yo sé que mi
Redentor vive,
Y al fin se levantará sobre el polvo:
26Y después de deshecha esta mi piel,
Aun
he de ver en mi carne á Dios;
27Al cual yo tengo de ver por mí,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mis riñones se consuman dentro de mí.
28Mas debierais decir: ¿Por qué lo perseguimos?
Ya que la raíz del negocio en mí se halla.
29Temed vosotros delante de la espada;
Porque sobreviene el furor de la espada á causa de las injusticias,
Para que sepáis que hay un juicio.
201Y RESPONDIÓ
Sophar Naamathita, y dijo:
2Por cierto mis pensamientos me hacen responder,
Y por tanto me apresuro.
3La reprensión de mi censura he oído,
Y háceme responder el espíritu de mi inteligencia.
4¿No sabes esto que fué siempre,
Desde el tiempo que fué puesto el hombre sobre la tierra,
5
Que la alegría de los impíos es breve,
Y el gozo del hipócrita por un momento?
6
Si subiere su altivez hasta el cielo,
Y su cabeza tocare en las nubes,
7Con su estiércol perecerá para siempre:
Los que le hubieren visto, dirán: ¿Qué es de él?
8
Como sueño volará, y no será hallado:
Y disiparáse como visión nocturna.
9El ojo que le habrá visto, nunca más le verá;
Ni su lugar le echará más de ver.
10Sus hijos pobres andarán rogando;
Y sus manos tornarán lo que él robó.
11Sus huesos están llenos de sus mocedades,
Y con él serán sepultados en el polvo.
12Si el mal se endulzó en su boca,
Si lo ocultaba debajo de su lengua;
13Si le parecía bien, y no lo dejaba,
Mas antes lo detenía entre su paladar;
14Su comida se mudará en sus entrañas,
Hiel de áspides será dentro de él.
15Devoró riquezas, mas vomitarálas;
De su vientre las sacará Dios.
16Veneno de áspides chupará;
Matarálo
lengua de víbora.
17No verá los arroyos, los ríos,
Los torrentes de miel y de manteca.
18Restituirá el trabajo conforme á la hacienda que tomó;
Y no tragará, ni gozará.
19Por cuanto quebrantó y desamparó á los pobres,
Robó casas, y no las edificó;
20Por tanto, no sentirá él sosiego en su vientre,
Ni salvará nada de
lo que codiciaba.
21No quedó nada que no comiese:
Por tanto su bien no será durable.
22Cuando fuere lleno su bastimento, tendrá angustia:
Las manos todas de los malvados vendrán sobre él.
23Cuando se pusiere á henchir su vientre,
Dios enviará sobre él el
furor de su ira,
Y harála llover sobre él y sobre su comida.
24
Huirá de las armas de hierro,
Y el arco de acero le atravesará.
25Desenvainará y sacará saeta de su aljaba,
Y relumbrante pasará por su hiel:
Sobre él
vendrán terrores.
26Todas tinieblas están guardadas para sus secretos:
Fuego no soplado lo devorará;
Su sucesor será quebrantado en su tienda.
27
Los cielos descubrirán su iniquidad,
Y la tierra se levantará contra él.
28Los renuevos de su casa serán trasportados;
Serán derramados en el día de su furor.
29Esta es la parte que Dios apareja al hombre impío,
Y la heredad que Dios le señala por su palabra.
211Y RESPONDIÓ Job, y dijo:
2Oid atentamente mi palabra,
Y sea esto vuestros consuelos.
3Soportadme, y yo hablaré;
Y después que hubiere hablado, escarneced.
4¿Hablo yo á algún hombre?
Y ¿por qué no se ha de angustiar mi espíritu?
5Miradme, y espantaos,
Y
poned la mano sobre la boca.
6Aun yo mismo, cuando me acuerdo, me asombro,
Y toma temblor mi carne.
7
¿Por qué viven los impíos,
Y se envejecen, y aun crecen en riquezas?
8Su simiente con ellos, compuesta delante de ellos;
Y sus renuevos delante de sus ojos.
9Sus casas seguras de temor,
Ni hay azote de Dios sobre ellos.
10Sus vacas conciben, no abortan;
Paren sus vacas, y no malogran su cría.
11Salen sus chiquitos como manada,
Y sus hijos andan saltando.
12Al son de tamboril y cítara saltan,
Y se huelgan al son del
órgano.
13Gastan sus días en bien,
Y en un momento descienden á la sepultura.
14Dicen pues á Dios: Apártate de nosotros,
Que no queremos el conocimiento de tus caminos.
15
¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
¿Y de qué nos aprovechará que oremos á él?
16He aquí que su bien no está en manos de ellos:
El consejo de los impíos lejos esté de mí.
17
¡Oh cuántas veces la lámpara de los impíos es apagada,
Y viene sobre ellos su quebranto,
Y Dios en su ira les reparte dolores!
18
Serán como la paja delante del viento,
Y como el tamo que arrebata el torbellino.
19Dios
guardará para sus hijos su violencia;
Y le dará su pago, para que conozca.
20Verán sus ojos su quebranto,
Y
beberá de la ira del Todopoderoso.
21Porque ¿qué deleite tendrá él de su casa después de sí,
Siendo cortado el número de sus meses?
22
¿Enseñará alguien á Dios sabiduría,
Juzgando él á los que están elevados?
23Este morirá en el vigor de su hermosura, todo quieto y pacífico.
24Sus colodras están llenas de leche,
Y sus huesos serán regados de tuétano.
25Y estotro morirá en amargura de ánimo,
Y no habiendo comido jamás con gusto.
26Igualmente
yacerán ellos en el polvo,
Y gusanos los cubrirán.
27He aquí, yo conozco vuestros pensamientos,
Y las imaginaciones que contra mí forjáis.
28Porque decís:
¿Qué es de la casa del príncipe,
Y qué de la tienda de las moradas de los impíos?
29¿No habéis preguntado á los que pasan por los caminos,
Por cuyas señas no negaréis,
30
Que el malo es reservado para el día de la destrucción?
Presentados serán en el día de las iras.
31¿Quién le denunciará en su cara su camino?
Y de lo que él hizo, ¿quién le dará el pago?
32Porque llevado será él á los sepulcros,
Y en el montón permanecerá.
33Los terrones del valle le serán dulces;
Y tras de él será llevado todo hombre,
Y antes de él han ido innumerables.
34¿Cómo pues me consoláis en vano,
Viniendo á parar vuestras respuestas en falacia?