41SI te has de convertir, oh Israel, dice Jehová,
conviértete á mí; y si quitares de delante de mí tus abominaciones,
no andarás de acá para allá.
2Y jurarás, diciendo, Vive Jehová, con verdad, con juicio, y con justicia:
y bendecirse han en él las gentes, y en él se gloriarán.
3Porque así dice Jehová á todo varón de Judá y de Jerusalem:
Haced barbecho para vosotros, y no
sembréis sobre espinas.
4Circuncidaos á Jehová,
y quitad los prepucios de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalem; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien apague, por la malicia de vuestras obras.
5Denunciad en Judá, y haced oid en Jerusalem, y decid: Sonad trompeta en la tierra. Pregonad, juntad, y decid:
Reuníos, y entrémonos en
las ciudades fuertes.
6Alzad bandera en Sión, juntaos, no os detengáis;
porque yo hago venir mal del aquilón, y quebrantamiento grande.
7El león
sube de su guarida, y el destruidor de gentes ha partido; salido ha de su asiento para poner tu tierra en soledad; tus ciudades serán asoladas, y
sin morador.
8Por esto vestíos de saco, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
9Y será en aquel día, dice Jehová, que desfallecerá el corazón del rey, y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas.
10Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios!
verdaderamente en gran manera has engañado á este pueblo y á Jerusalem, diciendo, Paz tendréis; pues que el cuchillo ha venido hasta el alma.
11En aquel tiempo se dirá de este pueblo y de Jerusalem:
Viento seco de las alturas del desierto vino á la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar.
12Viento más vehemente que estos vendrá á mí: y ahora yo hablaré juicios con ellos.
13He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros con sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque dados somos á saco!
14Lava de la malicia tu corazón, oh Jerusalem, para que seas salva. ¿Hasta cuándo dejarás estar en medio de ti los pensamientos de iniquidad?
15Porque la
voz se oye del que trae las nuevas
desde Dan, y del que hace oir la calamidad desde el monte de Ephraim.
16Decid á las gentes; he aquí, haced oir sobre Jerusalem: Guardas vienen de tierra lejana, y darán su voz sobre las ciudades de Judá.
17Como las guardas
de las heredades, estuvieron sobre ella en derredor, porque se rebeló contra mí, dice Jehová.
18Tu camino y tus obras
te hicieron esto, ésta tu maldad: por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
19¡Mis entrañas,
mis entrañas! Me duelen las telas de mi corazón:
mi corazón ruge dentro de mí; no callaré; porque voz de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra.
20Quebrantamiento
sobre quebrantamiento es llamado; porque toda la tierra es destruída: en un punto son
destruídas mis tiendas, en un momento mis cortinas.
21¿Hasta cuándo tengo de ver bandera, tengo de oir voz de trompeta?
22Porque mi pueblo es necio; no me conocieron los hijos ignorantes y los no entendidos;
sabios para mal hacer, y para bien hacer no supieron.
23Miré la tierra, y he aquí que
estaba asolada y vacía; y los cielos, y
no había en ellos luz.
24Miré los montes,
y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruídos.
25Miré, y no parecía hombre, y
todas las aves del cielo se habían ido.
26Miré, y he aquí el Carmelo desierto, y todas sus ciudades eran asoladas á la presencia de Jehová, á la presencia del furor de su ira.
27Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada;
mas no haré consumación.
28Por esto
se enlutará la tierra, y
los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, pensé, y
no me arrepentí, ni me tornaré de ello.
29Del estruendo de la gente de á caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entráronse en las espesuras de los bosques, y subiéronse en peñascos; todas las ciudades fueron desamparadas, y no quedó en ellas morador alguno.
30Y tú, destruída, ¿qué harás? Bien que te vistas de grana,
aunque te adornes con atavíos de oro,
aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas;
menospreciáronte los amadores, buscarán tu alma.
31Porque voz oí como de
mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sión que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya á causa de los matadores.
51DISCURRID por las plazas de Jerusalem, y mirad ahora, y sabed, y buscad en sus plazas
si halláis hombre,
si hay alguno que haga juicio, que busque verdad; y yo la perdonaré.
2Y
si dijeren:
Vive Jehová; por tanto
jurarán mentira.
3Oh Jehová, ¿no miran
tus ojos á la verdad? Azotástelos, y no les dolió; consumístelos, y no quisieron recibir corrección;
endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron tornarse.
4Yo empero dije: Por cierto ellos son pobres, enloquecido han,
pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.
5Irme he á los grandes, y hablaréles; porque
ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Ciertamente ellos también
quebraron el yugo, rompieron las coyundas.
6Por tanto,
león del monte los herirá,
destruirálos lobo del desierto,
tigre acechará sobre sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere, será arrebatado: porque sus rebeliones se han multiplicado, hanse aumentado sus deslealtades.
7¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por
lo que no es Dios.
Saciélos, y adulteraron, y en casa de ramera se juntaron en compañías.
8Como caballos bien hartos fueron á la mañana, cada cual relinchaba á la mujer de su prójimo.
9¿No había de hacer
visitación sobre esto? dijo Jehová. De una gente como ésta ¿no se había de vengar mi alma?
10
Escalad sus muros, y destruid;
mas no hagáis consumación: quitad las almenas de sus muros, porque no son de Jehová.
11Porque
resueltamente se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá, dice Jehová.
12Negaron á Jehová, y dijeron: El no es, y no vendrá mal sobre nosotros,
ni veremos cuchillo ni hambre;
13Antes los profetas serán como viento, y no hay en ellos palabra; así se hará á ellos.
14Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque hablasteis esta palabra, he aquí
yo pongo en tu boca mis palabras por fuego, y á este pueblo por leños, y los consumirá.
15He aquí yo traigo sobre vosotros
gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare.
16Su aljaba como sepulcro abierto, todos valientes.
17Y comerá tu
mies y tu pan, que habían de comer tus hijos y tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas, comerá tus viñas y tus higueras; y tus ciudades fuertes en que tú confías, tornará en nada á cuchillo.
18Empero en aquellos días, dice Jehová, no os acabaré del todo.
19Y será que cuando dijereis:
¿Por qué hizo Jehová el Dios nuestro con nosotros todas estas cosas? entonces les dirás: De la manera que
me dejasteis á mí, y servisteis á dioses ajenos en vuestra tierra
así serviréis á extraños en tierra ajena.
20Denunciad esto en la casa de Jacob, y haced que esto se oiga en Judá, diciendo:
21Oid ahora esto,
pueblo necio y sin corazón, que tienen ojos y no ven, que tienen oídos y no oyen:
22¿A mí no temeréis? dice Jehová; ¿no os amedrentaréis á mi presencia, que al mar por ordenación eterna, la cual no quebrantará, puse arena
por término? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán.
23Empero este pueblo tiene corazón falso y rebelde; tornáronse y fuéronse.
24Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora á Jehová Dios nuestro,
que da lluvia
temprana y
tardía en su tiempo;
los tiempos establecidos de la siega nos guarda.
25Vuestras iniquidades
han estorbado estas cosas; y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien.
26Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quien pone lazos; pusieron trampa para tomar hombres.
27Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño: así se hicieron grandes y ricos.
28Engordaron y pusiéronse lustrosos, y sobrepujaron los hechos del malo: no juzgaron
la causa, la causa del huérfano;
con todo hiciéronse prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron.
29¿No tengo de visitar sobre esto? dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará mi alma?
30Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra:
31Los profetas profetizaron
mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos;
y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué pues haréis á su fin?
61HUID, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalem,
y tocad bocina en Tecoa, y alzad por señal humo sobre
Beth-hacchêrem: porque del
aquilón se ha visto mal, y quebrantamiento grande.
2A mujer hermosa y delicada comparé á la hija de Sión.
3A ella vendrán pastores y sus rebaños; junto á ella en derredor pondrán sus tiendas; cada uno apacentará á su parte.
4Denunciad guerra contra ella:
levantaos y
subamos hacia el mediodía. ¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido.
5Levantaos, y subamos de noche, y destruyamos sus palacios.
6Porque así dijo Jehová de los ejércitos: Cortad árboles, y extended baluarte junto á Jerusalem: esta es la ciudad que toda ella ha de ser visitada; violencia hay en medio de ella.
7Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas,
así nunca cesa de manar su malicia;
injusticia y robo se oye en ella; continuamente en mi presencia, enfermedad y herida.
8Corrígete, Jerusalem, porque
no se aparte mi alma de ti, porque no te torne desierta, tierra no habitada.
9Así dijo Jehová de los ejércitos:
Del todo rebuscarán como á vid el
resto de Israel: torna tu mano como vendimiador á los cestos.
10¿A quién tengo de hablar y amonestar, para que oigan? He aquí que sus
orejas son incircuncisas, y no pueden escuchar; he aquí que
la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman.
11Por tanto estoy lleno de saña de Jehová, trabajado he por contenerme; derramaréla sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes juntamente; porque el marido también será preso con la mujer, el viejo con el lleno de días.
12Y
sus casas serán traspasadas á otros,
sus heredades y también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice Jehová.
13Porque
desde el más chico de ellos hasta el más grande de ellos, cada uno sigue la avaricia; y
desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.
14Y
curan el quebrantamiento de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo, Paz, paz; y no hay paz.
15¿Hanse avergonzado de haber hecho abominación? No por cierto, no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza: por tanto caerán entre los que caerán; caerán cuando los visitaré, dice Jehová.
16Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por
las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos.
17Desperté también
sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad á la voz de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.
18Por tanto oid, gentes, y conoce, oh conjunto de ellas.
19
Oye, tierra.
He aquí yo traigo mal sobre este pueblo,
el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon á mis palabras, y aborrecieron mi ley.
20
¿A qué viene para mí
este incienso de Seba, y la buena caña olorosa de tierra lejana?
Vuestros holocaustos no son á mi voluntad, ni vuestros sacrificios me dan gusto.
21Por tanto Jehová dice esto:
He aquí yo pongo á este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y los hijos juntamente, el vecino y su cercano perecerán.
22Así ha dicho Jehová:
He aquí que viene pueblo de tierra
del aquilón, y gente grande
se levantará de los cantones de la tierra.
23Arco y escudo arrebatarán; crueles son, que no tendrán misericordia; sonará la voz de ellos como la mar, y montarán á caballo como hombres dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija de Sión.
24Su fama oimos, y nuestras manos se descoyuntaron;
apoderóse de nosotros angustia, dolor como de mujer que pare.
25No salgas al campo, ni andes por camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes.
26Hija de mi pueblo, cíñete
de saco, y revuélcate en ceniza; hazte luto como por hijo único, llanto de amarguras: porque presto vendrá sobre nosotros el destruidor.
27Por
fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre: conocerás pues,
y examinarás el camino de ellos.
28Todos ellos príncipes rebeldes,
andan con engaño;
son cobre y hierro: todos ellos son corruptores.
29Quemóse el fuelle, del fuego se ha consumido el plomo: por demás fundió el fundidor, pues
los malos no son arrancados.
30Plata desechada los llamarán,
porque Jehová los desechó.