71LEVANTÁNDOSE pues de mañana
Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, asentaron el campo junto á la fuente de Harod: y tenía el campo de los Madianitas al norte, de la otra parte del
collado de More, en el valle.
2Y Jehová dijo á Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo dé á los Madianitas en su mano: porque no se
alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado.
3Haz pues ahora pregonar, que lo oiga el pueblo, diciendo:
El que teme y se estremece, madrugue y vuélvase desde el monte de Galaad. Y volviéronse de los del pueblo veintidós mil: y quedaron diez mil.
4Y Jehová dijo á Gedeón: Aun es mucho el pueblo; llévalos á las aguas, y allí yo te los probaré; y del que yo te dijere: Vaya este contigo, vaya contigo: mas de cualquiera que yo te dijere: Este no vaya contigo, el tal no vaya.
5Entonces llevó el pueblo á las aguas: y Jehová dijo á Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, aquél pondrás aparte; asimismo cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber.
6Y fué el número de los que lamieron las aguas, llegándola con la mano á la boca, trescientos hombres: y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas.
7Entonces Jehová dijo á Gedeón:
Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré á los Madianitas en tus manos: y váyase toda la gente cada uno á su lugar.
8Y tomada provisión para el pueblo en sus manos, y sus bocinas, envió á todos los Israelitas cada uno á su tienda, y retuvo á aquellos trescientos hombres: y tenía el campo de Madián abajo
en el valle.
9Y aconteció que aquella
noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campo; porque
yo lo he entregado en tus manos.
10Y si tienes temor de descender, baja tú con Phara tu criado al campo,
11
Y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campo. Y él descendió con Phara su criado al principio de la gente de armas que estaba en el campo.
12Y Madián, y Amalec, y
todos los orientales, estaban tendidos en el valle como langostas en muchedumbre, y sus camellos eran innumerables,
como la arena que está á la ribera de la mar en multitud.
13Y luego que llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando á su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: que veía un pan de cebada que rodaba hasta el campo de Madián, y llegaba á las tiendas, y las hería de tal manera que caían, y las trastornaba de arriba abajo, y las tiendas caían.
14Y su compañero respondió, y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joas, varón de Israel: Dios ha entregado en sus manos á los Madianitas con todo el campo.
15Y como Gedeón oyó la historia del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campo de Israel, dijo: Levantaos, que Jehová ha entregado el campo de Madián en vuestras manos.
16Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dió á cada uno de ellos bocinas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros.
17Y díjoles: Miradme á mí, y haced como yo hiciere; he aquí que cuando yo llegare al principio del campo, como yo hiciere, así haréis vosotros.
18Yo tocaré la bocina y todos los que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las bocinas alrededor de todo el campo, y diréis: ¡Por Jehová y Gedeón!
19Llegó pues Gedeón, y los cien hombres que llevaba consigo, al principio del campo, á la entrada de la vela del medio, cuando acababan de renovar las centinelas; y tocaron las bocinas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos:
20Y los tres escuadrones tocaron las bocinas, y quebrando los cántaros tomaron en las manos izquierdas las teas, y en las derechas los cuernos con que tañian, y dieron grita: ¡La espada de Jehová y de Gedeón!
21Y
estuviéronse en sus lugares en derredor del campo: y
todo el campo fué alborotado, y huyeron gritando.
22Mas los trescientos
tocaban las bocinas: y
Jehová puso la
espada de cada uno contra su compañero en todo el campo. Y el ejército huyó hasta Beth-sitta, hacia Cerera, y hasta el término de
Abel-mehola en Tabbat.
23Y juntándose los de Israel, de
Nephtalí, y de Aser, y de todo Manasés, siguieron á los Madianitas.
24Gedeón también envió mensajeros á todo
el monte de Ephraim, diciendo: Descended al encuentro de los Madianitas, y tomadles las aguas hasta Beth-bara y el Jordán. Y juntos todos los hombres de Ephraim,
tomaron las aguas de Beth-bara y el Jordán.
25Y tomaron
dos príncipes de los Madianitas, Oreb y Zeeb: y mataron á Oreb en la
peña de Oreb, y á Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb: y después que siguieron á los Madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb á Gedeón de la otra parte del Jordán.
81Y
LOS de Ephraim le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas á la guerra contra Madián? Y reconviniéronlo fuertemente.
2A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora como vosotros? ¿No es el rebusco de Ephraim mejor que la vendimia de Abiezer?
3
Dios ha entregado en vuestras manos á Oreb y á Zeeb, príncipes de Madián: ¿y qué pude yo hacer como vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta palabra.
4Y vino Gedeón al Jordán para pasar, él y los
trescientos hombres que traía consigo, cansados del alcance.
5Y dijo á los de
Succoth: Yo os ruego que deis á la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo á Zeba y á Zalmunna, reyes de Madián.
6Y los principales de Succoth respondieron:
¿Está ya la mano de Zeba y Zalmunna en tu mano, para que hayamos nosotros de dar pan á tu ejército?
7Y Gedeón dijo: Pues cuando Jehová hubiere entregado en mi mano á Zeba y á Zalmunna, yo
trillaré vuestra carne con espinas y abrojos del desierto.
8Y de allí subió á
Penuel, y hablóles las mismas palabras. Y los de Penuel le respondieron como habían respondido los de Succoth.
9Y él habló también á los de Penuel, diciendo:
Cuando yo tornare en paz,
derribaré esta torre.
10Y Zeba y Zalmunna estaban en Carcor, y con ellos su ejército de como quince mil hombres, todos los que habían quedado de
todo el campo de los
orientales: y los muertos habían sido ciento veinte mil hombres que
sacaban espada.
11Y subiendo Gedeón hacia los que habitaban en tiendas, á la parte oriental de
Noba y de Jogbea, hirió el campo, porque estaba
el ejército sin recelo.
12Y huyendo Zeba y Zalmunna, él los siguió; y
tomados los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmunna, espantó á todo el ejército.
13Y Gedeón hijo de Joas volvió de la batalla antes que el sol subiese,
14Y tomó un mozo de los de Succoth, y preguntándole, él le dió por escrito los principales de Succoth y sus ancianos, setenta y siete varones.
15Y entrando á los de Succoth, dijo: He aquí á Zeba y á Zalmunna, sobre los cuales me zaheristeis, diciendo:
¿Está ya la mano de Zeba y de Zalmunna en tu mano, para que demos nosotros pan á tus hombres cansados?
16Y tomó á los ancianos de la ciudad, y espinas y abrojos del desierto, y castigó con ellos á los de Succoth.
17Asimismo
derribó la torre de Penuel, y mató á los de la ciudad.
18Luego dijo á Zeba y á Zalmunna: ¿Qué manera de hombres tenían aquellos que matasteis en
Tabor? Y ellos respondieron: Como tú, tales eran aquellos ni más ni menos, que parecían hijos de rey.
19Y él dijo: Mis hermanos eran, hijos de mi madre:
¡Vive Jehová, que si los hubierais guardado en vida, yo no os mataría!
20Y dijo á Jether su primogénito: Levántate, y mátalos. Mas el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor; que aun era muchacho.
21Entonces dijo Zeba y Zalmunna: Levántate tú, y mátanos; porque como es el varón, tal es su valentía. Y Gedeón se levantó, y mató á Zeba y á Zalmunna; y tomó los adornos de lunetas que sus camellos traían al cuello.
22Y los Israelitas dijeron á Gedeón: Sé nuestro señor, tú, y tu hijo, y tu nieto; pues que nos has librado de mano de Madián.
23Mas Gedeón respondió: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará:
Jehová será vuestro Señor.
24Y díjoles Gedeón: Deseo haceros una petición, que cada uno me dé los zarcillos de su despojo. (Porque traían zarcillos de oro,
que eran Ismaelitas.)
25Y ellos respondieron: De buena gana los daremos. Y tendiendo una ropa de vestir, echó allí cada uno los zarcillos de su despojo.
26Y fué el peso de los zarcillos de oro que él pidió, mil y setecientos siclos de oro; sin las planchas, y joyeles, y
vestidos de púrpura, que traían los reyes de Madián, y sin los
collares que traían sus camellos al cuello.
27Y Gedeón
hizo de ellos un ephod, el cual hizo guardar en su ciudad de
Ophra: y todo Israel fornicó
tras de ese ephod en aquel lugar; y fué por
tropiezo á Gedeón y á su casa.
28Así fué humillado Madián delante de los hijos de Israel, y nunca más levantaron su cabeza.
Y reposó la tierra cuarenta años en los días de Gedeón.
29Y Jerobaal hijo de Joas fué, y habitó en su casa.
30Y tuvo Gedeón
setenta hijos que salieron de su muslo, porque tuvo muchas mujeres.
31
Y su concubina que estaba en Sichêm, también le parió un hijo; y púsole por nombre Abimelech.
32Y murió Gedeón hijo de Joas en buena vejez, y fué sepultado en el sepulcro de su padre Joas,
en Ophra de los Abiezeritas.
33Y
aconteció que como murió Gedeón, los hijos de Israel tornaron, y
fornicaron en pos de los Baales,
y se pusieron por Dios á Baal-berith.
34Y
no se acordaron los hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de todos sus enemigos alrededor:
35
Ni hicieron misericordia con la casa de Jerobaal Gedeón conforme á todo el bien que él había hecho á Israel.
91Y FUÉSE Abimelech hijo de Jerobaal á Sichêm, á los
hermanos de su madre, y habló con ellos, y con toda la familia de la casa del padre de su madre, diciendo:
2Yo os ruego que habléis á oídos de todos los de Sichêm: ¿Qué tenéis por mejor, que os señoreen
setenta hombres, todos los hijos de Jerobaal; ó que os señoree un varón? Acordaos que yo soy
hueso vuestro, y carne vuestra.
3Y hablaron por él los hermanos de su madre á oídos de todos los de Sichêm todas estas palabras: y el corazón de ellos se inclinó en favor de Abimelech, porque decían:
Nuestro hermano es.
4Y diéronle setenta siclos de plata del templo de
Baal-berith, con los cuales Abimelech
alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron.
5Y viniendo á la casa de su padre en
Ophra,
mató á sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones, sobre una piedra: mas quedó Jotham, el más pequeño hijo de Jerobaal, que se escondió.
6Y reunidos todos los de Sichêm con toda la
casa de Millo, fueron y eligieron á Abimelech por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Sichêm.
7Y como se lo dijesen á Jotham, fué y púsose en la cumbre del
monte de Gerizim, y alzando su voz clamó, y díjoles: Oidme, varones de Sichêm; que Dios os oiga.
8
Fueron los árboles á elegir rey sobre sí, y dijeron á la oliva:
Reina sobre nosotros.
9Mas la oliva respondió:
¿Tengo de dejar mi pingüe jugo, con el que por mi causa Dios y los hombres son honrados,
por ir á ser grande sobre los árboles?
10Y dijeron los árboles á la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros.
11Y respondió la higuera: ¿Tengo de dejar mi dulzura y mi buen fruto, por ir á ser grande sobre los árboles?
12Dijeron luego los árboles á la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros.
13Y la vid les respondió:
¿Tengo de dejar mi mosto, que alegra á Dios y á los hombres, por ir á ser grande sobre los árboles?
14Dijeron entonces todos los árboles al escaramujo: Anda tú, reina sobre nosotros.
15Y el escaramujo respondió á los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, y aseguraos debajo de
mi sombra: y si no,
xuego salga del escaramujo que devore los
cedros del Líbano.
16Ahora pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey á Abimelech, y si lo habéis hecho bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado
conforme á la obra de sus manos;
17(Pues que mi padre peleó por vosotros, y echó lejos su vida por libraros de mano de Madián;
18
Y vosotros os levantasteis hoy contra la casa de mi padre, y matasteis sus hijos, setenta varones, sobre una piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Sichêm á Abimelech,
hijo de su criada,
por cuanto es vuestro hermano:)
19Si con verdad y con integridad habéis obrado hoy con Jerobaal y con su casa, que
gocéis de Abimelech, y él goce de vosotros.
20Y si no,
fuego salga de Abimelech, que consuma á
los de Sichêm y á la casa de Millo; y fuego salga de los de Sichêm y de la casa de Millo, que consuma á Abimelech.
21Y huyó Jotham, y se fugó, y fuése á Beer, y allí se estuvo por causa de Abimelech su hermano.
22Y después que Abimelech hubo dominado sobre Israel tres años,
23
Envió Dios un espíritu malo entre Abimelech y los hombres de Sichêm: que los de Sichêm se
levantaron contra Abimelech:
24
Para que el agravio de los setenta hijos de Jerobaal, y la sangre de ellos, viniera á ponerse sobre Abimelech su hermano que los mató, y sobre los hombres de Sichêm que corroboraron las manos de él para matar á sus hermanos.
25Y pusiéronle los de Sichêm asechadores en las cumbres de los montes, los cuales salteaban á todos los que pasaban junto á ellos por el camino; de lo que fué dado aviso á Abimelech.
26Y Gaal hijo de Ebed vino con sus hermanos, y pasáronse á Sichêm: y los de Sichêm se confiaron en él.
27Y saliendo al campo, vendimiaron sus viñas,
y pisaron la uva, é hicieron alegrías; y entrando en
el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron á Abimelech.
28Y Gaal hijo de Ebed dijo:
¿Quién es Abimelech y qué es Sichêm, para que nosotros á él sirvamos? ¿no es hijo de Jerobaal? ¿y no es Zebul su asistente? Servid á los varones de
Hemor padre de Sichêm: mas ¿por qué habíamos de servir á él?
29
Fuérame dado este pueblo bajo de mi mano, yo echaría luego á Abimelech. Y decía á Abimelech: Aumenta tus escuadrones, y sal.
30Y Zebul asistente de la ciudad, oyendo las palabras de Gaal hijo de Ebed, encendióse su ira;
31Y envió sagazmente mensajeros á Abimelech, diciendo: He aquí que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido á Sichêm, y he aquí, que han cercado la ciudad contra ti.
32Levántate pues ahora de noche, tú y el pueblo que está contigo, y pon emboscada en el campo:
33Y por la mañana al salir del sol te levantarás y acometerás la ciudad: y él y el pueblo que está con él saldrán contra ti,
y tu harás con él según que se te ofrecerá.
34Levantándose pues de noche Abimelech y todo el pueblo que con él estaba, pusieron emboscada contra Sichêm con cuatro compañías.
35Y Gaal hijo de Ebed salió, y púsose á la entrada de la puerta de la ciudad: y Abimelech y todo el pueblo que con él estaba, se levantaron de la emboscada.
36Y viendo Gaal el pueblo, dijo á Zebul: He allí pueblo que desciende de las
cumbres de los montes. Y Zebul le respondió: La sombra de los montes te parece hombres.
37Mas Gaal tornó á hablar, y dijo: He allí pueblo que desciende por medio de la tierra, y un escuadrón viene camino de la campiña de Meonenim.
38Y Zebul le respondió: ¿Dónde está ahora aquel tu hablar, diciendo:
Quién es Abimelech para que le sirvamos? ¿No es este el pueblo que tenías en poco? Sal pues ahora, y pelea con él.
39Y Gaal salió delante de los de Sichêm, y peleó contra Abimelech.
40Mas persiguiólo Abimelech, delante del cual él huyó; y cayeron heridos muchos hasta la entrada de la puerta.
41Y Abimilech se quedó en Aruma; y Zebul echó fuera á Gaal y á sus hermanos, para que no morasen en Sichêm.
42Y aconteció al siguiente día, que el pueblo salió al campo: y fué dado aviso á Abimelech.
43El cual, tomando gente, repartióla en tres compañías, y puso emboscadas en el campo: y como miró, he aquí el pueblo que salía de la ciudad; y levantóse contra ellos, é hiriólos:
44Pues Abimelech y el escuadrón que estaba con él, acometieron con ímpetu, y pararon á la entrada de la puerta de la ciudad; y las dos compañías acometieron á todos los que estaban en el campo, y los hirieron.
45Y después de combatir Abimelech la ciudad todo aquel día, tomóla, y mató el pueblo que en ella estaba, y asoló
la ciudad, y sembróla de sal.
46Como oyeron esto todos los que estaban en la
torre de Sichêm, entráronse en la
fortaleza del templo del
dios Berith.
47Y fué dicho á Abimelech como todos los de la torre de Sichêm estaban reunidos.
48Entonces subió Abimelech al monte de
Salmón, él y toda la gente que con él estaba; y tomó Abimelech un hacha en su mano, y cortó una rama de los árboles, y levantándola púsosela sobre sus hombros, diciendo al pueblo que estaba con él: Lo que me veis á mí que hago, haced vosotros prestamente como yo.
49Y así todo el pueblo cortó también cada uno su rama, y siguieron á Abimelech, y pusiéronlas junto á la fortaleza, y prendieron fuego con ellas á la fortaleza: por manera que todos los de la torre de Sichêm murieron, como unos mil hombres y mujeres.
50Después Abimelech se fué á Thebes; y puso cerco á Thebes, y tomóla.
51En medio de aquella ciudad había una torre fuerte, á la cual se retiraron todos los hombres y mujeres, y todos los señores de la ciudad; y
cerrando tras sí las puertas, subiéronse al piso alto de la torre.
52Y vino Abimelech á la torre, y combatiéndola, llegóse á la puerta de la torre para pegarle fuego.
53Mas una mujer
dejó caer un pedazo de una
rueda de molino sobre la cabeza de Abimelech, y quebróle los cascos.
54Y luego
llamó él á su escudero, y díjole: Saca tu espada y mátame, porque no se diga de mí: Una mujer lo mató. Y su escudero le atravesó, y murió.
55Y como los Israelitas vieron muerto á Abimelech, fuéronse cada uno á su casa.
56
Así pues pagó Dios á Abimelech el mal que hizo contra su padre matando á sus setenta hermanos.
57Y aun todo el mal de los hombres de Sichêm tornó Dios sobre sus cabezas: y la
maldición de Jotham, hijo de Jerobaal, vino sobre ellos.