451ASÍ dice Jehová á
su ungido, á Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha,
para sujetar gentes delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:
2Yo iré delante de ti,
y enderezaré las tortuosidades;
quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos;
3Y te daré los
tesoros escondidos, y los secretos muy guardados; para que sepas que yo soy Jehová, el
Dios de Israel,
que te pongo nombre.
4Por amor de
mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre;
púsete sobrenombre, aunque no me conociste.
5Yo Jehová,
y ninguno más hay: no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste;
6Para que se sepa
desde el nacimiento del sol, y desde donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo:
7Que formo la luz y crío las tinieblas, que hago la paz y
crío el mal. Yo Jehová que hago todo esto.
8Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia; ábrase la tierra, y prodúzcanse la salud y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová lo crié.
9¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra!
¿Dirá el barro al que lo labra: Qué haces; ó tu obra: No tiene manos?
10¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué engendraste? y á la mujer: ¿Por qué pariste?
11Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca
de mis hijos, y acerca de
la obra de mis manos.
12Yo hice la tierra, y
crié sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y
a todo su ejército mandé.
13Yo
lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos;
él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos,
no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos.
14Así dice Jehová:
El trabajo de Egipto, las mercaderías de Etiopía, y los Sabeos hombres agigantados, se pasarán á ti, y serán tuyos; irán en pos de ti,
pasarán con grillos: á ti harán reverencia, y á ti suplicarán, diciendo:
Cierto, en ti está Dios, y
no hay otro fuera de Dios.
15Verdaderamente tú eres Dios
que te encubres, Dios de Israel, que salvas.
16Confusos y avergonzados serán todos ellos; irán con afrenta todos los fabricadores de imágenes.
17Israel es salvo en Jehová con salud eterna; no os avergonzaréis, ni os afrentaréis, por todos los siglos.
18Porque así dijo Jehová,
que crió los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la crió en vano, para que fuese habitada la crió: Yo Jehová, y ninguno más que yo.
19No hablé
en escondido, en lugar de tierra de tinieblas; no dije á la generación de Jacob: En vano me buscáis.
Yo soy Jehová que hablo justicia,
que anuncio rectitud.
20Reuníos, y venid; allegaos,
todos los escapados de las gentes:
no saben aquellos que erigen el madero de su escultura, y los que
ruegan al dios que no salva.
21Publicad, y haced llegar, y entren todos en consulta: ¿quién hizo oir esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová?
Y no hay más Dios que yo; Dios justo
y Salvador: ningún otro fuera de mí.
22Mirad á mí,
y sed salvos, todos los términos de la tierra: porque yo soy Dios, y no hay más.
23
Por mí hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada.
Que á mí se doblará toda rodilla, jurará
toda lengua.
24Y diráse de mí: Ciertamente en Jehová está la justicia y la fuerza: á él vendrán, y todos los que contra él se enardecen, serán avergonzados.
25En Jehová será justificada y se gloriará toda la generación de Israel.
461POSTRÓSE Bel,
abatióse Nebo; sus simulacros fueron puestos sobre bestias, y sobre animales de carga: os llevarán cargados de vosotros, carga penosa.
2Fueron humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron escaparse de la carga, sino que tuvieron ellos mismos que ir en cautiverio.
3Oidme, oh casa de Jacob, y
todo el resto de la casa de Israel,
los que sois traídos por mí desde el vientre, los que sois llevados desde la matriz.
4Y hasta la vejez
yo mismo, y hasta las canas os soportaré yo: yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.
5¿A quién me asemejáis, y me igualáis, y me comparáis, para que sea semejante?
6Sacan oro del talego,
y pesan plata con balanzas, alquilan un platero para hacer un dios de ello;
humíllanse y adoran.
7Echanselo sobre los hombros,
llévanlo, y asiéntanlo en su lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio.
Danle voces, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
8Acordaos de esto, y
tened vergüenza, tornad en vosotros, prevaricadores.
9Acordaos de las cosas
pasadas desde el siglo; porque yo soy Dios, y
no hay más Dios, y nada hay á mí semejante;
10
Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho; que digo:
Mi consejo permanecerá,
y haré todo lo que quisiere;
11Que llamo
desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo.
Yo hablé, y lo haré venir: he lo pensado, y también lo haré.
12Oidme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia.
13Haré que se acerque
mi justicia, no se alejará: y mi salud
no se detendrá. Y pondré
salud en Sión, y mi gloria en Israel.
471DESCIENDE,
y siéntate en el polvo, virgen
hija de Babilonia, siéntate en la tierra sin trono,
hija de los Caldeos: que nunca más te llamarán tierna y delicada.
2Toma el molino,
y muele harina: descubre tus guedejas, descalza los pies,
descubre las piernas, pasa los ríos.
3Descubierta será tu vergüenza, y tu deshonor será visto:
tomaré venganza, y no encontraré hombre.
4Nuestro Redentor,
Jehová de los ejércitos es su nombre, el Santo de Israel.
5Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los Caldeos:
porque nunca más te llamarán señora de reinos.
6Enojéme
contra mi pueblo,
profané mi heredad, y entreguélos en tu mano: no les hiciste misericordias;
sobre el viejo agravaste mucho tu yugo.
7Y dijiste: Para siempre seré señora: y no has pensado en esto, ni te acordaste de
tu postrimería.
8Oye pues ahora esto, delicada, la que está sentada confiadamente, la que dice en su corazón:
Yo soy, y fuera de mí no hay más;
no quedaré viuda, ni conoceré orfandad.
9Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día, orfandad y viudez: en toda su perfección vendrán sobre ti,
por la multitud de tus adivinanzas, y por la copia de tus muchos agüeros.
10Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste en tu corazón: Yo, y no más.
11Vendrá pues sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás: caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás remediar: y destrucción que no sabrás, vendrá de repente sobre ti.
12
Estáte ahora en tus encantamentos, y con la multitud de tus agüeros, en los cuales te fatigaste desde tu niñez; quizá podrás mejorarte, quizá te fortificarás.
13Haste fatigado
en la multitud de tus consejos. Parezcan ahora y
defiéndante los contempladores de los cielos, los especuladores de las estrellas, los que contaban los meses, para pronosticar lo que vendrá sobre ti.
14He aquí que serán
como tamo; fuego los quemará, no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará brasa para calentarse, ni lumbre á la cual se sienten.
15Así te serán aquellos con quienes te fatigaste,
tus negociantes desde tu niñez: cada uno echará por su camino, no habrá quien te salve.