211CARGA del desierto de la
mar.
Como
los torbellinos que pasan por el desierto en la región del mediodía, así vienen de la tierra horrenda.
2Visión dura me ha sido mostrada.
El prevaricador prevarica, y el destructor destruye.
Sube, Persa; cerca, Medo. Todo su gemido hice cesar.
3Por tanto mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto: agobiéme oyendo, y al ver heme espantado.
4Pasmóse mi corazón, el horror me ha intimidado;
la noche de mi deseo se me tornó en espanto.
5Pon la mesa, mira del atalaya, come, bebe: levantaos, príncipes, ungid el escudo.
6Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela que haga saber lo que viere.
7Y vió un carro
de un par de caballeros, un carro de asno, y un carro de camello. Luego miró muy más atentamente.
8Y gritó como un león: Señor, sobre
la atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras sobre mi guarda:
9Y he aquí este carro de hombres viene, un par de caballeros. Después habló, y dijo:
Cayó, cayó Babilonia; y
todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.
10
Trilla mía, y paja de
mi era: os he dicho lo que oí de Jehová de los ejércitos, Dios de Israel.
11
Carga de
Duma.
Danme voces de
Seir: Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la noche?
12El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche: si preguntareis, preguntad; volved, venid.
13Carga sobre
Arabia.
En el monte tendréis la noche en Arabia, oh caminantes de
Dedanim.
14Salid á encontrar al sediento; llevadle aguas, moradores de tierra de Tema, socorred con su pan al que huye.
15Porque de la presencia de las espadas huyen, de la presencia de la espada desnuda, de la presencia del arco entesado, de la presencia del peso de la batalla.
16Porque así me ha dicho Jehová: De aquí á un año,
semejante á años de mozo de soldada, toda la gloria de
Cedar será desecha;
17Y las reliquias del número de los valientes flecheros, hijos de Cedar, serán apocadas: porque Jehová Dios de Israel lo ha dicho.
221
CARGA del
valle de la visión. ¿Qué tienes ahora, que toda tú te has subido sobre los terrados?
2Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta,
ciudad alegre; tus muertos no son muertos á cuchillo, ni muertos en guerra.
3
Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron atados: todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente, aunque lejos se habían huído.
4Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.
5Porque día es de alboroto,
y de huella, y de fatiga
por el Señor Jehová de los ejércitos en el valle de la visión, para derribar el muro, y dar grita al monte.
6Y Elam tomó aljaba
en carro de hombres y de caballeros; y
Chîr descubrió escudo.
7Y acaeció que tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de á caballo acamparon á la puerta.
8Y desnudó la cobertura de Judá; y miraste en aquel día hacia
la casa de armas del bosque.
9Y visteis las roturas
de la ciudad de David, que se multiplicaron; y recogisteis las aguas de la
pesquera de abajo.
10Y contasteis las casas de Jerusalem, y derribasteis casas para fortificar el muro.
11E hicisteis foso
entre los dos muros con las aguas de la pesquera vieja: y no tuvisteis respeto al que la hizo, ni mirasteis de lejos al que la labró.
12Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos
llamó en este día á llanto y á endechas,
a mesar y á vestir saco.
13Y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando ovejas, comer carne y beber vino, diciendo:
Comamos y bebamos, que mañana moriremos.
14Esto fué revelado á mis oídos de parte de Jehová de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado hasta que muráis, dice el Señor Jehová de los ejércitos.
15Jehová de los ejércitos dice así: Ve, entra á este tesorero, á
Sebna el mayordomo, y dile:
16¿Qué tienes tú aquí, ó á quien tienes tú aquí, que labraste aquí sepulcro para ti, como el que en lugar alto labra su sepultura, ó el que esculpe para sí morada en una peña?
17He aquí que Jehová te trasportará en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.
18Te echará á rodar con ímpetu, como á bola por tierra larga de términos: allá morirás, y allá estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la casa de tu señor.
19Y arrojarte he de tu lugar, y de tu puesto te empujaré.
20Y será que, en aquel día, llamaré á mi siervo
Eliacim, hijo de Hilcías;
21Y vestirélo de tus vestiduras, y le fortaleceré con tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalem, y á la casa de Judá.
22Y pondré la llave de la casa de David
sobre su hombro;
y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá.
23E hincarélo como
clavo en lugar firme; y será
por asiento de honra á la casa de su padre.
24Y colgarán de él toda la honra de la casa de su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde los vasos de beber hasta todos los instrumentos de música.
25En aquel día, dice Jehová de los ejércitos,
el clavo hincado en lugar firme será quitado, y será quebrado y caerá; y
la carga que sobre él se puso, se echará á perder;
porque Jehová habló.
231CARGA de
Tiro.
Aullad, naves de Tarsis, porque destruída es hasta no quedar casa, ni entrada:
de la tierra de Chîttim les es revelado.
2Callad, moradores de la isla, mercader de Sidón, que pasando la mar te henchían.
3Su provisión era de las sementeras que crecen con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río.
Fué también feria de gentes.
4Avergüénzate, Sidón, porque la mar, la fortaleza de la mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni parí, ni crié mancebos, ni levanté vírgenes.
5En llegando la fama á Egipto, tendrán dolor de las nuevas de Tiro.
6Pasaos á Tarsis; aullad, moradores de la isla.
7¿No era ésta vuestra ciudad alegre, su antigüedad de muchos días? Sus pies la llevarán á peregrinar lejos.
8¿Quién decretó esto sobre Tiro la coronada, cuyos negociantes eran príncipes, cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?
9Jehová de los ejércitos lo decretó, para envilecer la soberbia de toda gloria; y para abatir todos los ilustres de la tierra.
10Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis; porque no tendrás ya más fortaleza.
11Extendió su mano sobre la mar, hizo temblar los reinos: Jehová mandó sobre Canaán que sus fuerzas sean debilitadas.
12Y dijo: No te alegrarás más, oh tú, oprimida virgen hija de Sidón. Levántate para pasar á Chîttim; y aun allí no tendrás reposo.
13Mira la tierra de los Caldeos; este pueblo no era; Assur la fundó para
los que habitaban en el desierto: levantaron sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió en ruinas.
14Aullad, naves de Tarsis; porque destruída es vuestra fortaleza.
15Y acontecerá en aquel día, que Tiro será puesta en olvido por
setenta años, como días de un rey. Después de los setenta años, cantará Tiro canción como de ramera.
16Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada: haz buena melodía, reitera la canción, porque tornes en memoria.
17Y acontecerá, que al fin de los setenta años visitará Jehová á Tiro: y tornaráse á su ganancia, y
otra vez fornicará con todos los reinos de la tierra sobre la haz de la tierra.
18Mas su negociación y su ganancia
será consagrada á Jehová: no se guardará ni se atesorará, porque su negociación será para los que estuvieren delante de Jehová, para que coman hasta hartarse, y vistan honradamente.