421Y VIENDO
Jacob que en Egipto había alimentos, dijo á sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando?
2Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí
para nosotros, para que podamos vivir, y no nos muramos.
3Y descendieron los diez hermanos de José á comprar trigo á Egipto.
4Mas Jacob no envió á Benjamín
hermano de José con sus hermanos; porque dijo:
No sea acaso que le acontezca algún desastre.
5Y vinieron los hijos de Israel á comprar entre los que venían: porque había hambre en la tierra de Canaán.
6
Y José era el señor de la tierra, que vendía á todo el pueblo de la tierra: y llegaron los hermanos de José,
e inclináronse á él rostro por tierra.
7Y José como vió á sus hermanos, conociólos; mas hizo que no los conocía, y hablóles ásperamente, y les dijo: ¿De dónde habéis venido? Ellos respondieron: De la tierra de Canaán á comprar alimentos.
8José, pues, conoció á sus hermanos; pero ellos no le conocieron.
9
Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos, y díjoles: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido.
10Y ellos le respondieron: No, señor mío: mas tus siervos han venido á comprar alimentos.
11Todos nosotros somos hijos de un varón: somos hombres de verdad: tus siervos nunca fueron espías.
12Y él les dijo: No; á ver lo descubierto del país habéis venido.
13Y ellos respondieron: Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un varón en la tierra de Canaán; y he aquí el menor está hoy con nuestro padre,
y otro no parece.
14Y José les dijo: Eso es lo que os he dicho, afirmando que sois espías:
15En esto seréis probados: Vive Faraón que no saldréis de aquí, sino cuando vuestro hermano menor aquí viniere.
16Enviad uno de vosotros, y traiga á vuestro hermano; y vosotros quedad presos, y vuestras palabras serán probadas, si hay verdad con vosotros: y si no, vive Faraón, que sois espías.
17Y juntólos en la cárcel por tres días.
18Y al tercer día díjoles José: Haced esto, y vivid:
Yo temo á Dios:
19Si sois hombres de verdad, quede preso en la casa de vuestra cárcel uno de vuestros hermanos; y vosotros id, llevad el alimento para el hambre de vuestra casa:
20
Pero habéis de traerme á vuestro hermano menor, y serán verificadas vuestras palabras, y no moriréis. Y ellos lo hicieron así.
21Y decían el uno al otro:
Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, que vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le oímos: por eso ha venido sobre nosotros esta angustia.
22Entonces Rubén les respondió, diciendo:
¿No os hablé yo y dije: No pequéis contra el mozo; y no escuchásteis? He aquí también su sangre
es requerida.
23Y ellos no sabían que los entendía José, porque había intérprete entre ellos.
24Y apartóse él de ellos, y lloró: después volvió á ellos, y les habló, y tomó de entre ellos á Simeón, y aprisionóle á vista de ellos.
25Y mandó José que llenaran sus sacos de trigo, y devolviesen el dinero de cada uno de ellos, poniéndolo en su saco, y les diesen comida para el camino: é hízose así con ellos.
26Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos, y fuéronse de allí.
27
Y abriendo uno de ellos su saco para dar de comer á su asno en el mesón, vió su dinero que estaba en la boca de su costal.
28Y dijo á sus hermanos: Mi dinero se me ha devuelto, y aun helo aquí en mi saco. Sobresaltóseles entonces el corazón, y espantados dijeron el uno al otro: ¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?
29Y venidos á Jacob su padre en tierra de Canaán, contáronle todo lo que les había acaecido, diciendo:
30Aquel varón, señor de la tierra,
nos habló 42.30 Heb. durezas.ásperamente, y nos trató como á espías de la tierra:
31Y nosotros le dijimos: Somos hombres de verdad, nunca fuimos espías:
32Somos doce hermanos, hijos de nuestro padre; uno
no parece, y el menor está hoy con nuestro padre en la tierra de Canaán.
33Y aquel varón, señor de la tierra, nos dijo:
En esto conoceré que sois hombres de verdad; dejad conmigo uno de vuestros hermanos, y tomad para el hambre de vuestras casas, y andad,
34Y traedme á vuestro hermano el menor, para que yo sepa que no sois espías, sino hombres de verdad: así os daré á vuestro hermano,
y negociaréis en la tierra.
35Y aconteció que vaciando ellos sus sacos,
he aquí que en el saco de cada uno estaba el atado de su dinero: y viendo ellos y su padre los atados de su dinero, tuvieron temor.
36Entonces su padre Jacob les dijo:
Habéisme privado de mis hijos; José no parece, ni Simeón tampoco, y á Benjamín le llevaréis: contra mí son todas estas cosas.
37Y Rubén habló á su padre, diciendo: Harás morir á mis dos hijos, si no te lo volviere; entrégalo en mi mano, que yo lo volveré á ti.
38Y él dijo: No descenderá mi hijo con vosotros;
que su hermano es muerto, y él solo ha quedado:
y si le aconteciere algún desastre en el camino por donde vais,
haréis descender mis canas con dolor á la sepultura.
431Y
EL hambre era grande en la tierra.
2Y aconteció que como acabaron de comer el trigo que trajeron de Egipto, díjoles su padre: Volved, y comprad para nosotros un poco de alimento.
3Y respondió Judá, diciendo: Aquel varón nos protestó con ánimo resuelto, diciendo:
No veréis mi rostro sin vuestro hermano con vosotros.
4Si enviares á nuestro hermano con nosotros, descenderemos y te compraremos alimento:
5Pero si no le enviares, no descenderemos: porque aquel varón nos dijo: No veréis mi rostro sin vuestro hermano con vosotros.
6Y dijo Israel: ¿Por qué me hicisteis tanto mal, declarando al varón que teníais más hermano?
7Y ellos respondieron: Aquel varón nos preguntó expresamente por nosotros, y por nuestra parentela, diciendo: ¿Vive aún vuestro padre? ¿tenéis otro hermano? y declarámosle conforme á estas palabras. ¿Podíamos nosotros saber que había de decir: Haced venir á vuestro hermano?
8Entonces Judá dijo á Israel su padre: Envía al mozo conmigo, y nos levantaremos é iremos, á fin que
vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños.
9Yo lo fío; á mí me pedirás cuenta de él:
si yo no te lo volviere y lo pusiere delante de ti, seré para ti el culpante todos los días:
10Que si no nos hubiéramos detenido, cierto ahora hubiéramos ya vuelto dos veces.
11Entonces Israel su padre les respondió: Pues que así es, hacedlo; tomad de lo mejor de la tierra en vuestros vasos, y llevad á aquel varón un presente,
un poco de bálsamo, y un poco de miel, aromas y mirra, nueces y almendras.
12Y tomad en vuestras manos doblado dinero,
y llevad en vuestra mano el dinero vuelto en las bocas de vuestros costales; quizá fué yerro.
13Tomad también á vuestro hermano, y levantaos, y volved á aquel varón.
14Y el Dios
Omnipotente os dé
misericordias delante de aquel varón, y os suelte al otro vuestro hermano, y á este Benjamín.
Y si he de ser privado de mis hijos, séalo.
15Entonces tomaron aquellos varones el presente, y tomaron en su mano doblado dinero, y á Benjamín; y se levantaron, y descendieron á Egipto, y presentáronse delante de José.
16Y vió José á Benjamín
con ellos, y dijo al mayordomo de su casa: Mete en casa á esos hombres, y degüella víctima, y aderéza la; porque estos hombres comerán conmigo al medio día.
17E hizo el hombre como José dijo; y metió aquel hombre á los hombres en casa de José.
18Y aquellos hombres tuvieron temor, cuando fueron metidos en casa de José, y decían: Por el dinero que fué vuelto en nuestros costales la primera vez nos han metido
aquí, para revolver contra nosotros, y dar sobre nosotros, y tomarnos por siervos á nosotros, y á nuestros asnos.
19Y llegáronse al mayordomo de la casa de José, y le hablaron á la entrada de la casa.
20Y dijeron:
Ay, señor mío,
nosotros en realidad de verdad descendimos al principio á comprar alimentos:
21
Y aconteció que como vinimos al mesón y abrimos nuestros costales, he aquí el dinero de cada uno estaba en la boca de su costal, nuestro dinero en su justo peso; y hémoslo vuelto en nuestras manos.
22Hemos también traído en nuestras manos otro dinero para comprar alimentos: nosotros no sabemos quién haya puesto nuestro dinero en nuestros costales.
23Y él respondió: Paz á vosotros, no temáis; vuestro Dios y el Dios de vuestro padre os dió el tesoro en vuestros costales: vuestro dinero vino á mí. Y sacó á Simeón á ellos.
24Y metió aquel varón á aquellos hombres en casa de José:
y dióles agua, y lavaron sus pies: y dió de comer á sus asnos.
25Y ellos prepararon
el presente entretanto que venía José al medio día, porque habían oído que allí habían de comer pan.
26Y vino José á casa, y ellos le trajeron el presente que tenían en su mano
dentro de casa, é inclináronse á él hasta tierra.
27Entonces les preguntó él cómo estaban, y dijo: ¿Vuestro padre, el anciano
que dijisteis, lo pasa bien? ¿vive todavía?
28Y ellos respondieron: Bien va á tu siervo nuestro padre; aun vive. Y se inclinaron, é hicieron reverencia.
29Y alzando él sus ojos vió á Benjamín su hermano,
hijo de su madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor,
de quien me hablasteis? Y dijo: Dios tenga misericordia de ti, hijo mío.
30Entonces José se apresuró,
porque se conmovieron sus entrañas á causa de su hermano, y procuró donde llorar: y entróse en su cámara, y
lloró allí.
31Y lavó su rostro, y salió fuera, y reprimióse, y dijo:
Poned pan.
32Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los Egipcios que con él comían: porque los Egipcios no pueden comer pan con los Hebreos,
lo cual es abominación á los Egipcios.
33Y sentáronse delante de él, el mayor conforme á su mayoría, y el menor conforme á su menoría; y estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro.
34Y él tomó
viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era
cinco veces como cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y alegráronse con él.
441Y MANDÓ José al
mayordomo de su casa, diciendo:
Hinche los costales de aquestos varones de alimentos, cuanto pudieren llevar, y pon el dinero de cada uno en la boca de su costal:
2Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.
3Venida la mañana, los hombres fueron despedidos con sus asnos.
4Habiendo ellos salido de la ciudad, de la que aun no se habían alejado, dijo José á su mayordomo: Levántate, y sigue á esos hombres; y cuando los alcanzares, diles: ¿Por qué habéis vuelto mal por bien?
5¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele
adivinar? habéis hecho mal en lo que hicisteis.
6Y como él los alcanzó, díjoles estas palabras.
7Y ellos le respondieron: ¿Por qué dice mi señor tales cosas? Nunca tal hagan tus siervos.
8He aquí,
el dinero que hallamos en la boca de nuestros costales, te lo volvimos á traer desde la tierra de Canaán; ¿cómo, pues, habíamos de hurtar de casa de tu señor plata ni oro?
9Aquel de tus siervos
en quien fuere hallada la copa, que muera, y aun nosotros seremos siervos de mi señor.
10Y él dijo: También ahora sea conforme á vuestras palabras; aquél en quien se hallare, será mi siervo, y vosotros seréis sin culpa.
11Ellos entonces se dieron prisa, y derribando cada uno su costal en tierra, abrió cada cual el costal suyo.
12Y buscó; desde el mayor comenzó, y acabó en el menor; y la copa fué hallada en el costal de Benjamín.
13Entonces ellos
rasgaron sus vestidos, y cargó cada uno su asno, y volvieron á la ciudad.
14Y llegó Judá con sus hermanos á casa de José, que aun estaba allí,
y postráronse delante de él en tierra.
15Y díjoles José: ¿Qué obra es esta que habéis hecho? ¿no sabéis que un hombre como yo sabe adivinar?
16Entonces dijo Judá: ¿Qué diremos á mi señor? ¿qué hablaremos? ¿ó con qué nos justificaremos? Dios ha hallado la
maldad de tus siervos: he aquí,
nosotros somos siervos de mi señor, nosotros, y también aquél en cuyo poder fué hallada la copa.
17Y él respondió: Nunca yo tal haga: el varón en cuyo poder fué hallada la copa, él será mi siervo; vosotros id en paz á vuestro padre.
18Entonces Judá se llegó á él, y dijo: Ay
señor mío, ruégote que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor,
y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues que tú eres
como Faraón.
19Mi señor preguntó á sus siervos, diciendo: ¿Tenéis padre ó hermano?
20Y nosotros respondimos á mi señor: Tenemos un padre anciano,
y un mozo que le nació en su vejez, pequeño aún; y un hermano suyo murió, y él quedó solo de su madre, y su padre lo ama.
21Y tú dijiste á tus siervos:
Traédmelo, y pondré mis ojos sobre él.
22Y nosotros dijimos á mi señor: El mozo no puede dejar á su padre, porque si le dejare, su padre
morirá.
23Y dijiste á tus siervos:
Si vuestro hermano menor no descendiere con vosotros, no veáis más mi rostro.
24Aconteció pues, que como llegamos á mi padre tu siervo, contámosle las palabras de mi señor.
25
Y dijo nuestro padre: Volved á comprarnos un poco de alimento.
26Y nosotros respondimos: No podemos ir: si nuestro hermano fuere con nosotros, iremos; porque no podemos ver el rostro del varón, no estando con nosotros nuestro hermano el menor.
27Entonces tu siervo mi padre nos dijo: Vosotros sabéis que
dos me parió mi mujer;
28Y el uno salió de conmigo,
y pienso de cierto que fué despedazado, y hasta ahora no le he visto;
29
Y si tomareis también éste de delante de mí, y le
aconteciere algún desastre, haréis descender mis canas con dolor á la sepultura.
30Ahora, pues, cuando llegare yo á tu siervo mi padre, y el mozo no fuere conmigo,
como su alma está ligada al alma de él,
31Sucederá que cuando no vea al mozo, morirá: y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor á la sepultura.
32Como tu siervo salió por fiador del mozo con mi padre, diciendo:
Si no te lo volviere, entonces yo seré culpable para mi padre todos los días;
33Ruégote por tanto que quede ahora tu siervo por el mozo por siervo de mi señor, y que el mozo vaya con sus hermanos.
34Porque ¿cómo iré yo á mi padre sin el mozo? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá á mi padre.