11PABLO, apóstol, (
no de los hombres ni por hombre, mas
por Jesucristo y por Dios el Padre,
que lo resucitó de los muertos),
2Y todos los hermanos
que están conmigo, á las iglesias de
Galacia:
3Gracia sea á vosotros,
y paz de Dios el Padre, y de nuestro Señor Jesucristo,
4El cual
se dió á sí mismo por nuestros pecados para librarnos
de este presente siglo malo, conforme á la voluntad de Dios y Padre nuestro;
5Al cual sea la gloria por siglos de siglos. Amén.
6Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis traspasado
del que os llamó á la gracia de Cristo, á otro evangelio:
7No que hay otro,
sino que hay algunos
que os inquietan, y quieren pervertir el evangelio de Cristo.
8Mas aun si nosotros ó
un ángel del cielo os anunciare otro evangelio del que os hemos anunciado, sea anatema.
9Como antes hemos dicho, también ahora decimos otra vez: Si alguno os anunciare otro evangelio del que habéis recibido, sea
anatema.
10Porque,
¿persuado yo ahora á hombres ó á Dios? ¿ó busco de agradar á hombres? Cierto, que si todavía agradara á los hombres, no sería siervo de Cristo.
11Mas os hago saber, hermanos, que
el evangelio que ha sido anunciado por mí, no es según hombre;
12Pues
ni yo lo recibí, ni lo aprendí de hombre, sino
por revelación de Jesucristo.
13Porque ya habéis oído acerca de
mi conducta otro tiempo en el Judaismo, que perseguía
sobremanera la iglesia de Dios, y la destruía;
14Y aprovechaba en el Judaismo sobre muchos de mis iguales en mi nación,
siendo muy más celador que todos
de las tradiciones de mis padres.
15Mas cuando plugo á Dios,
que me apartó desde el vientre de mi madre, y
me llamó por su gracia,
16Revelar á su Hijo en mí,
para que le predicase entre los Gentiles, luego no conferí con carne y sangre;
17Ni fuí á Jerusalem á los que eran apóstoles antes que yo; sino que me fuí á la
Arabia, y volví de nuevo á Damasco.
18Depués, pasados
tres años,
fuí á Jerusalem á ver á Pedro, y estuve con él quince días.
19Mas á ningún otro de los apóstoles vi,
sino á Jacobo el hermano del Señor.
20Y en esto que os escribo, he aquí delante de Dios, no miento.
21Después fuí á las partes de
Siria y de
Cilicia;
22Y no era conocido de vista á las iglesias de Judea, que
eran en Cristo;
23Solamente habían oído decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que en otro tiempo destruía.
24Y
glorificaban á Dios en mí.
21DESPUÉS, pasados catorce años,
fuí otra vez á Jerusalem juntamente con
Bernabé, tomando también conmigo á
Tito.
2Empero fuí
por revelación,
y comuniquéles el evangelio que predico entre los Gentiles; mas particularmente á los que parecían ser algo,
por no correr en vano, ó haber corrido.
3Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, siendo Griego,
fué compelido á circuncidarse.
4Y eso por causa de los
falsos hermanos, que se
entraban secretamente para espiar nuestra
libertad que tenemos en Cristo Jesús,
para ponernos en servidumbre;
5A los cuales ni aun por una hora cedimos sujetándonos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.
6Empero de aquellos que parecían ser algo (cuáles hayan sido algún tiempo, no tengo que ver; Dios no acepta apariencia de hombre), á mí ciertamente los que parecían ser algo, nada me dieron.
7Antes por el contrario,
como vieron que el evangelio de la incircuncisión
me era encargado, como á Pedro el de la circuncisión,
8(Porque el que hizo por Pedro para el apostolado de la circuncisión,
hizo también por mí para con los Gentiles;)
9Y como vieron la gracia que me era dada,
Jacobo y
Cefas y Juan, que
parecían ser las
columnas, nos dieron las diestras de compañía á mí y á
Bernabé, para que nosotros fuésemos á los Gentiles, y ellos á la circuncisión.
10Solamente nos pidieron
que nos acordásemos de los pobres; lo mismo que fuí también solícito en hacer.
11Empero viniendo Pedro á
Antioquía, le resistí en la cara, porque era de condenar.
12Porque antes que viniesen unos de parte de Jacobo,
comía con los Gentiles; mas después que vinieron, se retraía y apartaba, teniendo miedo de
los que eran de la circuncisión.
13Y á su disimulación consentían también los otros Judíos; de tal manera que aun Bernabé fué también llevado de ellos en su simulación.
14Mas cuando vi que no andaban derechamente conforme á la verdad del evangelio, dije á Pedro delante de todos: Si tú, siendo Judío, vives como los Gentiles y no como Judío, ¿por qué constriñes á los Gentiles á judaizar?
15Nosotros Judíos naturales, y no
pecadores de los Gentiles,
16Sabiendo
que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino
por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada.
17Y si buscando nosotros ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.
18Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo á edificar, transgresor me hago.
19Porque yo
por la ley
soy muerto á la ley,
para vivir á Dios.
20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó, y se
entregó á sí mismo por mí.
21No desecho la gracia de Dios:
porque si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.