131HABÍA entonces en la iglesia que estaba en
Antioquía, profetas y
doctores:
Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y
Lucio Cireneo, y Manahén, que había sido criado con
Herodes el tetrarca, y
Saulo.
2Ministrando pues éstos al Señor, y
ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme á Bernabé y á Saulo para la obra
para la cual los he llamado.
3Entonces
habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, despidiéronlos.
4Y ellos, enviados así por el Espíritu Santo, descendieron á Seleucia: y de allí navegaron á
Cipro.
5Y llegados á Salamina, anunciaban la palabra de Dios
en las sinagogas de los Judíos: y tenían también
a Juan en el ministerio.
6Y habiendo atravesado toda la isla hasta Papho, hallaron
un hombre mago, falso profeta, Judío, llamado Barjesús;
7El cual estaba con el
procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando á Bernabé y á Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.
8Mas les resistía Elimas el encantador (que así se interpreta su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul.
9Entonces Saulo, que también es Pablo,
lleno del Espíritu Santo, poniendo en él los ojos,
10Dijo: Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad,
hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
11Ahora pues, he aquí
la mano del Señor es contra ti, y serás ciego, que no veas el sol
por tiempo. Y luego cayeron en él obscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quién le condujese por la mano.
12Entonces el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
13Y partidos de
Papho, Pablo y sus compañeros arribaron á Perge de Pamphylia: entonces Juan, apartándose de ellos, se volvió
a Jerusalem.
14Y ellos pasando de Perge, llegaron á Antioquía de Pisidia, y
entrando en la sinagoga un día de sábado, sentáronse.
15Y después de la lectura de
la ley y de
los profetas,
los príncipes de la sinagoga enviaron á ellos, diciendo: Varones hermanos, si tenéis
alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
16Entonces Pablo, levantándose,
hecha señal de silencio con la mano, dice: Varones Israelitas, y los que teméis á Dios, oid:
17El Dios del pueblo de Israel
escogió á nuestros padres, y ensalzó al pueblo, siendo
ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y
con brazo levantado los sacó de ella.
18Y por tiempo como de
cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto;
19Y
destruyendo siete naciones en la tierra de Canaán,
les repartió por suerte la tierra de ellas.
20Y
después, como por cuatrocientos y cincuenta años, dió les jueces hasta el profeta Samuel.
21Y entonces
demandaron rey; y
les dió Dios á Saúl, hijo de Cis,
varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.
22Y quitado aquél,
levantóles por rey á David, al que dió también testimonio, diciendo:
He hallado á David, hijo de Jessé,
varón conforme á mi corazón, el cual hará todo lo que yo quiero.
23
De la simiente de éste, Dios,
conforme á la promesa, levantó á Jesús por
Salvador á Israel;
24Predicando
Juan delante de la faz de su venida el bautismo de arrepentimiento á todo el pueblo de Israel.
25Mas como Juan cumpliese su carrera, dijo:
¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí, viene tras mí uno, cuyo calzado de los pies no soy digno de desatar.
26Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen á Dios,
a vosotros es enviada la palabra de esta salud.
27Porque los que habitaban en Jerusalem, y sus príncipes,
no conociendo á éste, y las voces de los profetas
que se leen todos los sábados,
condenándo les, las cumplieron.
28Y
sin hallar en él causa de muerte, pidieron á Pilato que le matasen.
29Y
habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas,
quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro.
30Mas
Dios le levantó de los muertos.
31Y
él fué visto por muchos días de los que habían subido juntamente con él de Galilea á Jerusalem,
los cuales son sus testigos al pueblo.
32Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella
promesa que fué hecha á los padres,
33La cual Dios ha cumplido á los hijos de ellos, á nosotros, resucitando á Jesús: como también en el salmo segundo está escrito:
Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.
34Y que le levantó de los muertos para nunca más volver á corrupción, así lo dijo:
Os daré las misericordias fieles de David.
35Por eso dice también en otro lugar:
No permitirás que tu Santo vea corrupción.
36Porque á la verdad David, habiendo servido en su edad á la voluntad de Dios, durmió, y fué juntado con sus padres, y vió corrupción.
37Mas aquel que Dios levantó, no vió corrupción.
38Séaos pues notorio, varones hermanos, que
por éste os es anunciada
remisión de pecados;
39Y
de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en éste es
justificado todo aquel que creyere.
40Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas;
41Mirad,
oh menospreciadores, y entonteceos, y desvaneceos;
Porque yo obro una obra en vuestros días,
Obra que no creeréis, si alguien os la contare.
42Y saliendo ellos de la sinagoga de los Judíos,
los Gentiles les rogaron que el sábado siguiente les hablasen estas palabras.
43Y despedida la congregación, muchos de los Judíos y de los religiosos prosélitos siguieron á Pablo y á Bernabé; los cuales hablándoles, les persuadían que permaneciesen en
la gracia de Dios.
44Y el sábado siguiente se juntó casi toda la ciudad á oir la palabra de Dios.
45Mas los Judíos, visto el gentío,
llenáronse de celo, y se oponían á lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando.
46Entonces Pablo y Bernabé, usando de libertad, dijeron: A vosotros á la verdad era menester
que se os hablase la palabra de Dios; mas
pues que la desecháis, y os juzgáis indignos de la vida eterna, he aquí,
nos volvemos á los Gentiles.
47Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
Te he puesto para luz de los Gentiles,
Para que seas salud hasta lo postrero de la tierra.
48Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la palabra del Señor: y creyeron
todos los que estaban ordenados para vida eterna.
49Y la palabra del Señor era sembrada por toda aquella provincia.
50Mas
los Judíos concitaron mujeres pías y
honestas, y á los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de sus términos.
51Ellos entonces
sacudiendo en ellos el polvo de sus pies, vinieron á
Iconio.
52Y los discípulos
estaban llenos de gozo, y
del Espíritu Santo.
141Y ACONTECIÓ en
Iconio, que entrados juntamente
en la sinagoga de los Judíos, hablaron de tal manera, que creyó una grande multitud de Judíos, y asimismo de Griegos.
2Mas los Judíos que fueron incrédulos,
incitaron y corrompieron los ánimos de los Gentiles contra los hermanos.
3Con todo eso se detuvieron allí mucho tiempo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio á
la palabra de su gracia, dando que señales y milagros fuesen hechos por las manos de ellos.
4Mas el vulgo de la ciudad estaba dividido; y unos eran con los Judíos, y otros con los
apóstoles.
5Y haciendo ímpetu los Judíos y los Gentiles juntamente con sus príncipes, para afrentarlos y apedrearlos,
6Habiéndolo entendido,
huyeron á
Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y por toda la tierra alrededor.
7Y allí predicaban el evangelio.
8Y un hombre de Listra,
impotente de los pies, estaba sentado, cojo desde el vientre de su madre, que jamás había andado.
9Este oyó hablar á Pablo; el cual, como puso los ojos en él, y vió que tenía fe
para ser sano,
10Dijo á gran voz: Levántate derecho sobre tus pies.
Y saltó, y anduvo.
11Entonces las gentes, visto lo que Pablo había hecho, alzaron la voz, diciendo en lengua licaónica:
Dioses semejantes á hombres han descendido á nosotros.
12Y á Bernabé llamaban Júpiter, y á Pablo, Mercurio, porque era el que llevaba la palabra.
13Y el sacerdote de Júpiter, que estaba delante de la ciudad de ellos, trayendo toros y guirnaldas delante de las puertas, quería con el pueblo sacrificar.
14Y como lo oyeron
los apóstoles Bernabé y Pablo,
rotas sus ropas, se lanzaron al gentío, dando voces,
15Y diciendo: Varones,
¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes á vosotros, que os anunciamos que de estas
vanidades os convirtáis
al Dios vivo,
que hizo el cielo y la tierra, y la mar, y todo lo que está en ellos:
16El cual en las edades pasadas
ha dejado á todas las gentes andar en sus caminos;
17Si bien
no se dejó á sí mismo sin testimonio, haciendo bien,
dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, hinchiendo de
mantenimiento y de alegría nuestros corazones.
18Y diciendo estas cosas, apenas apaciguaron el pueblo, para que no les ofreciesen sacrificio.
19Entonces
sobrevinieron unos Judíos de
Antioquía y de
Iconio, que persuadieron á la multitud,
y habiendo apedreado á Pablo, le sacaron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto.
20Mas rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad y un día después, partió con Bernabé á
Derbe.
21Y como hubieron anunciado el evangelio á aquella ciudad, y enseñado á muchos, volvieron á Listra, y á Iconio, y á Antioquía,
22
Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles á que permaneciesen en la fe, y
que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
23Y habiéndoles constituído
ancianos en cada una de las iglesias, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en el cual habían creído.
24Y pasando por
Pisidia vinieron á Pamphylia.
25Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron á Atalia;
26Y de allí navegaron á
Antioquía, donde habían sido encomendados á la
gracia de Dios para la obra que habían acabado.
27Y habiendo llegado, y reunido la iglesia, relataron cuán grandes cosas había Dios hecho con ellos,
y cómo había abierto á los Gentiles la puerta de la fe.
28Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.
151ENTONCES
algunos que venían de Judea enseñaban á
los hermanos: Que
si no os circuncidáis
conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.
2Así que, suscitada una disensión y contienda no pequeña á Pablo y á Bernabé contra ellos, determinaron que subiesen Pablo y Bernabé á Jerusalem, y algunos otros de ellos, á los apóstoles y á
los ancianos, sobre esta cuestión.
3Ellos, pues,
habiendo sido acompañados de la iglesia, pasaron por la
Fenicia y Samaria,
contando la conversión de los Gentiles; y daban gran gozo á todos los hermanos.
4Y llegados á Jerusalem, fueron
recibidos de la iglesia y de los apóstoles y de los ancianos:
y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.
5Mas algunos de la secta de los Fariseos, que habían creído, se levantaron, diciendo: Que es menester circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.
6Y se juntaron los apóstoles y los ancianos para conocer de este negocio.
7Y habiendo habido grande contienda, levantándose Pedro, les dijo:
Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los Gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio, y creyesen.
8Y Dios, que conoce los corazones,
les dió testimonio,
dándoles el Espíritu Santo también como á nosotros;
9
Y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando con la fe sus corazones.
10Ahora pues, ¿por qué tentáis á Dios,
poniendo sobre la cerviz de los discípulos yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
11Antes
por la gracia del Señor Jesús creemos que seremos salvos, como también ellos.
12Entonces toda la multitud calló, y oyeron á Bernabé y á Pablo, que contaban cuán grandes maravillas y señales Dios había hecho
por ellos entre los Gentiles.
13Y después que hubieron callado,
Jacobo respondió, diciendo: Varones hermanos, oidme:
14
Simón ha
contado cómo Dios primero visitó á los Gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre;
15Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
16Después de esto volveré
Y restauraré la habitación de David, que estaba caída;
Y repararé sus ruinas,
Y la volveré á levantar;
17Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los Gentiles, sobre los cuales es llamado mi nombre,
Dice el Señor, que hace todas estas cosas.
18Conocidas son á Dios desde el siglo todas sus obras.
19Por lo cual yo juzgo, que los que de los Gentiles
se convierten á Dios, no han de ser inquietados;
20Sino escribirles que se aparten de las
contaminaciones de los ídolos, y de
fornicación, y de
ahogado, y de sangre.
21Porque Moisés desde los tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien le
predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado.
22Entonces pareció bien á los apóstoles y á los
ancianos, con toda la iglesia, elegir varones de ellos, y enviarlos á Antioquía con Pablo y Bernabé: á Judas que tenía por sobrenombre Barsabas, y á
Silas, varones principales entre
los hermanos;
23Y escribir por mano de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, á los hermanos de los Gentiles que están en Antioquía, y en
Siria, y en Cilicia, salud:
24Por cuanto hemos oído que
algunos que han salido de nosotros, os han inquietado con palabras, trastornando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, á los cuales no mandamos;
25Nos ha parecido, congregados en uno, elegir varones, y enviarlos á vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26Hombres
que han expuesto sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
27Así que, enviamos á Judas y á Silas, los cuales también por palabra os harán saber lo mismo.
28Que ha parecido bien al Espíritu Santo, y á nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:
29Que os abstengáis de
cosas sacrificadas á ídolos, y
de sangre, y de ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.
30Ellos entonces enviados, descendieron á
Antioquía; y juntando la multitud, dieron la carta.
31La cual, como leyeron, fueron gozosos de la consolación.
32Judas también y Silas, como ellos también eran
profetas, consolaron y
confirmaron á los hermanos con abundancia de palabra.
33Y pasando allí algún tiempo, fueron enviados de los hermanos á los apóstoles en paz.
34Mas á
Silas pareció bien el quedarse allí.
35Y Pablo y Bernabé se estaban en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.
36Y después de algunos días, Pablo dijo á Bernabé: Volvamos á visitar á los hermanos
por todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, cómo están.
37Y Bernabé quería que tomasen consigo á
Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;
38Mas á Pablo no le parecía bien llevar consigo
al que se había apartado de ellos desde Pamphylia, y no había ido con ellos á la obra.
39Y hubo tal contención entre ellos, que se apartaron el uno del otro; y
Bernabé tomando á Marcos, navegó á
Cipro.
40Y Pablo escogiendo á
Silas, partió
encomendado de los hermanos á la gracia del Señor.
41Y anduvo la
Siria y la Cilicia,
confirmando á las iglesias.