11PABLO, apóstol de Jesucristo
por la voluntad de Dios, según
la promesa de la vida que es en Cristo Jesús,
2
A Timoteo,
amado hijo: Gracia, misericordia, y paz de Dios el Padre y de Jesucristo nuestro Señor.
3Doy gracias á Dios, al cual sirvo
desde mis mayores con
limpia conciencia,
de que sin cesar tengo memoria de ti en mis oraciones noche y día;
4Deseando verte,
acordándome de tus lágrimas, para ser lleno de gozo;
5Trayendo
a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual residió primero en tu abuela Loida, y
en tu madre Eunice; y estoy cierto que en ti también.
6Por lo cual te aconsejo
que despiertes el don de Dios,
que está en ti por la imposición de mis manos.
7Porque no nos ha dado Dios el espíritu de temor,
sino el de fortaleza, y de amor, y de
templanza.
8
Por tanto no te avergüences
del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo;
antes sé participante de los trabajos del evangelio según la virtud de Dios,
9Que nos salvó y
llamó con
vocación santa,
no conforme á nuestras obras, mas
según el intento suyo y
gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús
antes de los tiempos de los siglos,
10Mas
ahora es manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo,
el cual quitó la muerte, y sacó á la luz la vida y la inmortalidad por el evangelio;
11Del cual yo soy puesto
predicador, y apóstol, y maestro de los Gentiles.
12Por lo cual
asimismo padezco esto: mas
no me avergüenzo;
porque yo sé á quien he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito
para aquel día.
13Retén
la forma de las
sanas palabras
que de mi oíste,
en la fe y amor que es en Cristo Jesús.
14Guarda el buen depósito por el Espíritu Santo
que habita en nosotros.
15Ya sabes esto, que me han sido
contrarios todos los que son en Asia, de los cuales son Figello y Hermógenes.
16Dé el Señor misericordia á la casa
de Onesíforo; que muchas veces me refrigeró, y no se avergonzó de
mi cadena:
17Antes, estando él en Roma, me buscó solícitamente, y me halló.
18Déle el Señor que halle misericordia cerca del Señor
en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor.
21PUES tú,
hijo mío,
esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.
2Y
lo que has oído de mí entre muchos testigos,
esto encarga á los hombres fieles que serán idóneos para enseñar también á otros.
3Tú pues,
sufre trabajos
como fiel soldado de Jesucristo.
4Ninguno que milita se embaraza en los negocios de la vida; á fin de agradar á aquel que lo tomó por soldado.
5Y aun también
el que lidia, no es
coronado si no lidiare legítimamente.
6El labrador,
para recibir los frutos, es menester que trabaje primero.
7Considera lo que digo; y el Señor te dé entendimiento en todo.
8Acuérdate que Jesucristo, el cual fué de la simiente de David,
resucitó de los muertos conforme á mi evangelio;
9En el que sufro trabajo,
hasta las prisiones á modo de malhechor;
mas la palabra de Dios no está presa.
10Por tanto, todo lo sufro
por amor de
los escogidos, para que ellos también consigan la salud que es en Cristo Jesús con gloria eterna.
11
Es palabra fiel:
Que si somos muertos con él, también viviremos con él:
12
Si sufrimos, también
reinaremos con él:
si negáremos, él también nos negará:
13Si fuéremos infieles,
él permanece fiel:
no se puede negar á sí mismo.
14Recuérdales esto, protestando delante del Señor
que no contiendan en palabras, lo cual para nada aprovecha, antes trastorna á los oyentes.
15Procura con diligencia presentarte á Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad.
16Mas
evita profanas y vanas parlerías; porque muy adelante irán en la impiedad.
17Y la palabra de ellos carcomerá como gangrena: de los cuales es
Himeneo y Fileto;
18Que se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección es ya hecha, y trastornan la fe de algunos.
19Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor á los que son suyos; y:
Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.
20Mas en una casa grande,
no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y
de barro:
y asimismo unos para honra, y otros para deshonra.
21Así que, si alguno se limpiare de estas cosas, será vaso para honra, santificado, y útil para los usos del Señor, y aparejado para todo buena obra.
22Huye también los deseos juveniles; y
sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que
invocan al Señor de puro corazón.
23Empero las cuestiones
necias y sin sabiduría desecha, sabiendo que engendran contiendas.
24Que
el siervo del Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos,
apto para enseñar, sufrido;
25Que con mansedumbre corrija á los que se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepientan
para conocer la verdad,
26Y
se zafen del lazo del diablo, en que están cuativos á voluntad de él.