21Y ACONTECIÓ que, cuando quiso Jehová alzar á Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con
Eliseo de
Gilgal.
2Y dijo Elías á Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado á
Beth-el. Y Eliseo dijo:
Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron pues á Beth-el.
3Y saliendo á Eliseo
los hijos de los profetas que estaban en Beth-el, dijéronle: ¿Sabes cómo Jehová quitará hoy á tu señor de tu cabeza? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.
4Y Elías le volvió á decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado á
Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron pues á Jericó.
5Y llegáronse á Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y dijéronle: ¿Sabes cómo Jehová quitará hoy á tu señor de tu cabeza? Y él respondió: Sí, yo lo sé; callad.
6Y Elías le dijo: Ruégote que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron pues ambos á dos.
7Y vinieron cincuenta varones de los hijos de los profetas, y paráronse enfrente á lo lejos: y ellos dos se pararon junto al Jordán.
8Tomando entonces Elías
su manto, doblólo, é hirió las aguas, las cuales
se apartaron á uno y á otro lado, y pasaron ambos en seco.
9Y como hubieron pasado, Elías dijo á Eliseo: Pide lo que quieres que haga por ti, antes que sea quitado de contigo. Y dijo Eliseo: Ruégote que 2.9 ó, una doble porción de. Dt. 21.17.las dos partes de tu espíritu sean sobre mí.
10Y él le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de ti, te será así hecho; mas si no, no.
11Y aconteció que, yendo ellos hablando, he aquí,
un carro de fuego con caballos de fuego apartó á los dos: y Elías subió al cielo en un torbellino.
12Y viéndolo Eliseo, clamaba:
¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de á caballo! Y nunca más le vió, y trabando de sus vestidos, rompiólos en dos partes.
13Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y paróse á la orilla del Jordán.
14Y tomando el manto de Elías que se le había caído, hirió las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo del mismo modo herido las aguas,
apartáronse á uno y á otro lado, y pasó Eliseo.
15Y viéndole los hijos de los profetas
que estaban en Jericó de la otra parte, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y viniéronle á recibir, é inclináronse á él hasta la tierra.
16Y dijéronle: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes: vayan ahora y busquen á tu señor;
quizá lo ha levantado el espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte ó en algún valle. Y él les dijo: No enviéis.
17Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo hallaron.
18Y cuando volvieron á él, que se había quedado en Jericó, él les dijo: ¿No os dije yo que no fueseis?
19Y los hombres de la ciudad dijeron á Eliseo: He aquí, el asiento de esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra enferma.
20Entonces él dijo: Traedme una botija nueva, y poned en ella sal. Y trajéronsela.
21Y saliendo él á los
manaderos de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad.
22Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme á la palabra que habló Eliseo.
23Después subió de allí á Beth-el; y subiendo por el camino, salieron los muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube!
24Y mirando él atrás, viólos, y
maldíjolos en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos cuarenta y dos muchachos.
25De allí fué al monte de Carmelo, y de allí volvió á Samaria.
31Y JORAM hijo de Achâb comenzó á reinar en Samaria sobre Israel el año dieciocho de Josaphat rey de Judá; y reinó doce años.
2E hizo lo malo en ojos de Jehová, aunque
no como su padre y su madre; porque quitó
las estatuas de Baal que su padre había hecho.
3Mas allegóse á
los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, que hizo pecar á Israel; y no se apartó de ellos.
4Entonces Mesa rey de Moab era propietario de ganados, y pagaba al rey de Israel cien mil corderos y cien mil carneros con sus vellones.
5Mas
muerto Achâb, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel.
6Y salió entonces de Samaria el rey Joram, é 3.6 ó, pasó revista á.inspeccionó á todo Israel.
7Y fué y envió á decir á Josaphat rey de Judá: El rey de Moab se ha rebelado contra mí: ¿irás tú conmigo á la guerra contra Moab? Y él respondió: Iré, porque
como yo, así tú; como mi pueblo, así tu pueblo; como mis caballos, así también tus caballos.
8Y dijo: ¿Por qué camino iremos? Y él respondió: Por el camino del desierto de Idumea.
9Partieron pues el rey de Israel, y el rey de Judá, y el rey de Idumea; y como anduvieron rodeando por el desierto siete días de camino, faltóles el agua para el ejército, y para las bestias que los seguían.
10Entonces el rey de Israel dijo: ¡Ah! que ha llamado Jehová estos tres reyes para entregarlos en manos de los Moabitas.
11Mas
Josaphat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos á Jehová por él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Saphat, que
daba agua á manos á Elías.
12Y Josaphat dijo: Este tendrá palabra de Jehová. Y descendieron á él el rey de Israel, y Josaphat, y el rey de Idumea.
13Entonces Eliseo dijo al rey de Israel:
¿Qué tengo yo contigo?
Ve á los profetas de tu padre, y á los
profetas de tu madre. Y el rey de Israel le respondió: No: porque ha juntado Jehová estos tres reyes para entregarlos en manos de los Moabitas.
14Y Eliseo dijo:
Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que si no tuviese respeto al rostro de Josaphat rey de Judá, no mirara á ti, ni te viera.
15Mas ahora traedme
un tañedor. Y mientras el tañedor tocaba,
la mano de Jehová fué sobre Eliseo.
16Y dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchas acequias.
17Porque Jehová ha dicho así: No veréis viento, ni veréis lluvia, y este valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras bestias, y vuestros ganados.
18Y esto es cosa ligera en los ojos de Jehová; dará también á los Moabitas en vuestras manos.
19Y vosotros heriréis á toda ciudad fortalecida y á toda villa hermosa, y talaréis todo buen árbol, y cegaréis todas las fuentes de aguas, y
destruiréis con piedras toda tierra fértil.
20Y aconteció que por la mañana,
cuando se ofrece 3.20 Heb. tu deuda.el sacrificio, he aquí, vinieron aguas por el camino de Idumea, y la tierra fué llena de aguas.
21Y todos los de Moab, como oyeron que los reyes subían á pelear contra ellos, juntáronse desde todos los que ceñían talabarte arriba, y pusiéronse en la frontera.
22Y como se levantaron por la mañana, y lució el sol sobre las aguas, vieron los de Moab desde lejos las aguas rojas como sangre;
23Y dijeron: ¡Sangre es esta de espada! Los reyes se han revuelto, y cada uno ha muerto á su compañero. Ahora pues, ¡Moab, á la presa!
24Mas cuando llegaron al campo de Israel, levantáronse los Israelitas é hirieron á los de Moab, los cuales huyeron delante de ellos: siguieron empero hiriendo todavía á los de Moab.
25Y asolaron las ciudades, y
en todas las heredades fértiles echó cada uno su piedra, y las llenaron; cegaron también todas las fuentes de las aguas, y derribaron todos los buenos árboles; hasta que en
Kir-hareseth solamente dejaron sus piedras; porque los honderos la cercaron, y la hirieron.
26Y cuando el rey de Moab vió que la batalla lo vencía, tomó consigo setecientos hombres que sacaban espada, para romper contra el rey de Idumea: mas no pudieron.
27Entonces arrebató á su primogénito que había de reinar en su lugar, y sacrificóle en holocausto sobre el muro. Y hubo grande enojo en Israel; y retiráronse de él, y volviéronse á su tierra.
41UNA mujer, de las mujeres de los
hijos de los profetas, clamó á Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová: y ha venido el acreedor
para tomarse dos hijos míos por siervos.
2Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.
3Y él le dijo: Ve, y pide para ti vasos prestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos.
4Entra luego, y cierra la puerta tras ti y tras tus hijos; y echa en todos los vasos, y en estando uno lleno, ponlo aparte.
5Y partióse la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos; y ellos le llegaban los vasos, y ella echaba del aceite.
6Y como los vasos fueron llenos, dijo á un hijo suyo: Tráeme aún otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces cesó el aceite.
7Vino ella luego, y contólo al
varón de Dios, el cual dijo: Ve, y vende el aceite, y paga á 4.7 Heb. el presente.tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quedare.
8Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por
Sunem; y había allí una
mujer principal, la cual le constriñó á que comiese del pan: y cuando por allí pasaba, veníase á su casa á comer del pan.
9Y ella dijo á su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo.
10Yo te ruego que hagas una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere á nosotros, se recoja en ella.
11Y aconteció que un día vino él por allí, y recogióse en aquella cámara, y durmió en ella.
12Entonces dijo á Giezi su criado: Llama á esta Sunamita. Y como él la llamó, pareció ella delante de él.
13Y dijo él á Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero: ¿qué quieres que haga por ti? ¿has menester que hable por ti al rey, ó al
general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
14Y él dijo: ¿Qué pues haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo.
15Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró á la puerta.
16Y él le dijo:
A este
tiempo según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios,
no hagas burla de tu sierva.
17Mas la mujer concibió, y parió un hijo á aquel tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.
18Y como el niño fué grande, aconteció que un día salió á su padre, á los segadores.
19Y dijo á su padre:
¡Mi cabeza, mi cabeza! Y él dijo á un criado: Llévalo á su madre.
20Y habiéndole él tomado, y traídolo á su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta medio día, y murióse.
21Ella entonces subió, y púsolo
sobre la cama del varón de Dios, y cerrándole la puerta, salióse.
22Llamando luego á su marido, díjole: Ruégote que envíes conmigo á alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva.
23Y él dijo: ¿Para qué has de ir á él hoy? No es
nueva luna, ni sábado. Y ella respondió:
Paz.
24Después hizo enalbardar una borrica, y dijo al mozo: Guía y anda; y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere.
25Partióse pues, y vino al varón de Dios
al monte del Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vió de lejos, dijo á su criado Giezi: He aquí la Sunamita:
26Ruégote que vayas ahora corriendo á recibirla, y dile: ¿Tienes paz? ¿y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz.
27Y luego que llegó al varón de Dios en el
monte,
asió de sus pies. Y llegóse Giezi para quitarla; mas el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura, y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado.
28Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo á mi señor?
¿No dije yo, que no me burlases?
29Entonces dijo él á Giezi:
Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y ve; y si alguno te encontrare,
no lo saludes; y si alguno te saludare, no le respondas: y
pondrás mi bordón sobre el rostro del niño.
30Y dijo la madre del niño:
Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.
31El entonces se levantó, y siguióla. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido; y así se había vuelto para encontrar á Eliseo; y declaróselo, diciendo:
El mozo no despierta.
32Y venido Eliseo á la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama.
33Entrando él entonces,
cerró la puerta sobre ambos, y oró á Jehová.
34Después subió,
y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas;
así se tendió sobre él, y calentóse la carne del joven.
35Volviéndose luego, paséose por la casa á una parte y á otra, y después subió, y tendióse sobre él; y el joven estornudó siete veces, y abrió sus ojos.
36Entonces llamó él á Giezi, y díjole: Llama á esta Sunamita. Y él la llamó. Y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.
37Y así que ella entró, echóse á sus pies, é inclinóse á tierra:
después tomó su hijo, y salióse.
38
Y Eliseo se volvió á Gilgal. Había entonces grande hambre en la tierra.
Y los hijos de los profetas
estaban con él, por lo que dijo á su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas.
39Y salió uno al campo á coger hierbas, y halló una como parra montés, y cogió de ella una faldada de calabazas silvestres: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabía lo que era.
40Echóse después para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: ¡Varón de Dios, la muerte en la olla! Y no lo pudieron comer.
41El entonces dijo: Traed harina.
Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de comer á la gente. Y no hubo más mal en la olla.
42Vino entonces un hombre de
Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y
trigo nuevo en su espiga. Y él dijo:
Da á la gente para que coman.
43Y respondió su
sirviente: ¿Cómo he de poner esto delante de cien hombres? Mas él tornó á decir: Da á la gente para que coman, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará.
44Entonces él lo puso delante de ellos, y comieron, y sobróles, conforme á la palabra de Jehová.