41PUES que
Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también estad armados del mismo pensamiento: que
el que ha padecido en la carne, cesó de pecado;
2Para
que ya el tiempo que queda en carne, viva, no á
las concupiscencias de los hombres,
sino á la voluntad de Dios.
3Porque nos debe bastar que el tiempo pasado de nuestra vida
hayamos hecho la voluntad de los Gentiles, cuando conversábamos en lascivias, en concupiscencias, en embriagueces, y en abominables
idolatrías.
4En lo cual les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfrenamiento de disolución,
ultrajándoos:
5Los cuales darán cuenta al que está aparejado
para juzgar los vivos y los muertos.
6Porque por esto también
ha sido predicado el evangelio á los muertos; para que sean juzgados en carne según los hombres, y vivan en espíritu según Dios.
7Mas
el fin de todas las cosas se acerca:
sed pues templados, y velad en oración.
8Y sobre todo,
tened entre vosotros ferviente caridad;
porque la
caridad cubrirá multitud de pecados.
9
Hospedaos los unos á los otros sin murmuraciones.
10Cada uno
según el don que ha recibido, adminístrelo á los otros, como buenos
dispensadores de las
diferentes gracias de Dios.
11Si alguno habla, hable conforme á las
palabras de Dios;
si alguno ministra, ministre conforme á la virtud que Dios suministra: para que
en todas cosas sea Dios glorificado por Jesucristo,
al cual es gloria é imperio para siempre jamás. Amén.
12Carísimos, no os maravilléis cuando sois
examinados por fuego, lo cual se hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese;
13Antes bien gozaos
en que
sois participantes de las aflicciones de Cristo;
para que también en la revelación de su gloria os gocéis en triunfo.
14Si sois vituperados
en el nombre de Cristo, sois bienaventurados; porque la gloria y el Espíritu de Dios reposan sobre vosotros. Cierto,
según ellos, él es blasfemado, mas según vosotros es glorificado.
15Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, ó ladrón, ó malhechor,
o por meterse en negocios ajenos.
16Pero si alguno padece
como Cristiano, no se avergüence; antes glorifique á Dios en esta parte.
17Porque es tiempo de que el juicio comience de
la casa de Dios: y
si primero comienza por nosotros, ¿qué será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
18Y si el justo
con dificultad se salva; ¿á dónde aparecerá el infiel y el pecador?
19Y por eso los que son afligidos según
la voluntad de Dios,
encomiéndenle sus almas, como á fiel Criador, haciendo bien.
51RUEGO á
los ancianos que están entre vosotros, yo
anciano también con ellos, y
testigo de las afliciciones de Cristo, que soy también participante de la gloria que ha de ser revelada:
2Apacentad la grey
de Dios que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino voluntariamente;
no por ganancia deshonesta, sino de un ánimo pronto;
3Y no como
teniendo señorío sobre las heredades del Señor, sino siendo dechados de la grey.
4Y
cuando apareciere el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona
incorruptible de gloria.
5Igualmente, mancebos, sed sujetos á
los ancianos; y
todos sumisos unos á otros, revestíos de
humildad; porque
Dios resiste á los soberbios, y da gracia á los humildes.
6Humillaos pues
bajo la poderosa mano de Dios, para que él os ensalce cuando fuere tiempo;
7Echando
toda vuestra solicitud en él, porque él tiene cuidado de vosotros.
8Sed templados, y velad; porque vuestro adversario
el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando á quien devore:
9Al cual resistid firmes en la fe,
sabiendo que las mismas aflicciones han de ser cumplidas en la compañía de vuestros hermanos que están en el mundo.
10Mas el Dios de toda gracia,
que nos ha llamado á su gloria eterna por Jesucristo, después que hubiereis un poco de tiempo padecido, él mismo
os perfeccione, confirme, corrobore y establezca.
11A él sea gloria
e imperio para siempre. Amén.
12Por
Silvano, el
hermano fiel, según yo pienso, os he escrito brevemente, amonestándo os, y testificando que ésta es la verdadera
gracia de Dios, en la cual estáis.
13La iglesia que está en Babilonia, juntamente elegida con vosotros, os saluda, y
Marcos mi hijo.
14Saludaos unos á otros
con ósculo de caridad.
Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesucristo. Amén.