11PEDRO, apóstol de Jesucristo, á los extranjeros
esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia, y en Bithinia,
2Elegidos
según
la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y
ser rociados con la sangre de Jesucristo:
Gracia y paz os sea multiplicada.
3Bendito el Dios
y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia
nos ha regenerado en esperanza viva,
por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
4Para una herencia incorruptible, y que no puede contaminarse, ni marchitarse,
reservada en los cielos
5Para nosotros
que somos guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrimero tiempo.
6En lo cual vosotros os alegráis, estando
al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones,
si es necesario,
7Para que
la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea
probado con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra,
cuando Jesucristo fuere manifestado:
8Al cual, no habiendo visto, le amáis;
en el cual creyendo, aunque al presente no lo veáis,
os alegráis con gozo inefable y glorificado;
9
Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras almas.
10De la cual salud
los profetas que profetizaron de la gracia que había de venir á vosotros, han inquirido y diligentemente buscado,
11Escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba
el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual prenunciaba
las aflicciones que habían de venir á Cristo, y las glorias después de ellas.
12A los cuales fué revelado, que no para sí mismos, sino para nosotros administraban las cosas que ahora os son anunciadas de los que os han predicado el evangelio por
el Espíritu Santo enviado del cielo; en las cuales desean mirar los ángeles.
13Por lo cual,
teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos,
con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es
presentada cuando Jesucristo os es manifestado:
14Como hijos obedientes,
no conformándoos con los deseos que antes teníais estando
en vuestra ignorancia;
15Sino como aquel
que os ha llamado es santo, sed también vosotros santos en toda
conversación:
16Porque escrito está:
Sed santos, porque yo soy santo.
17Y si invocáis por Padre á aquel que
sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en
temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación:
18Sabiendo
que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual
recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro ó plata;
19Sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de
un cordero
sin mancha y sin contaminación:
20
Ya ordenado de antes de la fundación del mundo, pero manifestado
en los postrimeros tiempos por amor de vosotros,
21Que por él creéis á Dios,
el cual le resucitó de los muertos, y
le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sea en Dios.
22Habiendo
purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu,
en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos á otros
entrañablemente de corazón puro:
23
Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible,
por la
palabra de Dios,
que vive y permanece para siempre.
24Porque
Toda carne es como la hierba,
Y toda la gloria del hombre como la flor de la hierba:
Secóse la hierba, y la flor se cayó;
25
Mas la palabra del Señor permanece perpetuamente.
21
DEJANDO pues toda
malicia, y todo engaño, y fingimientos, y envidias, y todas
las detracciones,
2Desead,
como niños recién nacidos,
la leche espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis en salud:
3Si empero habéis
gustado que el Señor es
benigno;
4Al cual allegándoos, piedra viva,
reprobada cierto de los hombres, empero elegida de Dios, preciosa,
5Vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados
una casa espitirual,
y un sacerdocio santo,
para ofrecer sacrificios espirituales,
agradables á Dios por Jesucristo.
6Por lo cual también contiene la Escritura:
He aquí, pongo en Sión la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa;
Y el que creyere en ella, no será confundido.
7Ella es pues honor á vosotros que creéis: mas para los desobedientes,
La piedra que los edificadores reprobaron,
Esta fué hecha la cabeza del ángulo;
8Y
Piedra de tropiezo,
y roca de escándalo
9Mas vosotros sois
linaje escogido, real
sacerdocio,
gente santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado
de las tinieblas á su luz admirable.
10Vosotros,
que en el tiempo pasado no erais pueblo, mas ahora sois pueblo de Dios; que en el tiempo pasado no habíais alcanzado misericordia.
11Amados, yo os ruego como á extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos carnales
que batallan contra el alma,
12
Teniendo vuestra
conversación honesta entre los Gentiles; para que, en lo que ellos murmuran de vosotros como de
malhechores, glorifiquen á Dios en el día de
la visitación,
estimándoos por las buenas obras.
13Sed pues
sujetos á toda ordenación humana por respeto á Dios: ya sea al rey, como á superior,
14Ya á los gobernadores, como de él enviados
para venganza de los malhechores, y para loor de los que hacen bien.
15Porque esta es
la voluntad de Dios; que haciendo bien, hagáis callara la ignorancia de los hombres vanos:
16Como libres,
y no como teniendo la libertad por cobertura de malicia, sino
como siervos de Dios.
17Honrad á todos. Amad la fraternidad. Temed á Dios. Honrad al rey.
18Siervos,
sed sujetos con todo temor á vuestros amos; no solamente á los buenos y humanos, sino también á los rigurosos.
19Porque esto es
agradable, si alguno á causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente.
20Porque
¿qué gloria es, si pecando vosotros sois abofeteados, y lo sufrís? mas si haciendo bien sois afligidos, y lo sufrís, esto ciertamente es agradable delante de Dios.
21Porque
para esto sois llamados; pues que también
Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas:
22El cual no hizo pecado;
ni fué hallado engaño en su boca:
23Quien cuando le maldecían
no retornaba maldición: cuando padecía, no amenazaba, sino remitía
la causa al que juzga justamente:
24El cual mismo
llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros
siendo muertos á los pecados, vivamos á la justicia:
por la herida del cual habéis sido sanados.
25Porque
vosotros erais como ovejas descarriadas; mas ahora habéis vuelto
al Padre y Obispo de vuestras almas.