71CUANTO á las cosas de que me escribisteis,
bien es al hombre no tocar mujer.
2Mas á causa de
las fornicaciones, cada uno tenga su mujer, y cada una tenga su marido.
3El marido
pague á la mujer la debida benevolencia; y asimismo la mujer al marido.
4La mujer no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido: é igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la mujer.
5No os defraudéis el uno al otro, á no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en la oración: y volved á juntaros en uno, porque no os tiente Satanás á causa de vuestra incontinencia.
6Mas esto digo por permisión,
no por mandamiento.
7Quisiera más bien que todos los hombres fuesen
como yo: empero
cada uno tiene su propio don de Dios;
uno á la verdad así, y otro así.
8Digo pues á los solteros y á las viudas, que
bueno les es si se quedaren
como yo.
9Y si no tienen
don de continencia, cásense; que mejor es casarse que quemarse.
10Mas á los que están juntos en matrimonio, denuncio,
no yo, sino el Señor:
Que la mujer no se aparte del marido;
11Y si se apartare, que se quede sin casar, ó reconcíliese con su marido; y que el marido no despida á su mujer.
12Y á los demás yo digo, no el Señor: si algún hermano tiene mujer infiel, y ella consiente en habitar con él, no la despida.
13Y la mujer que tiene marido infiel, y él consiente en habitar con ella, no lo deje.
14Porque el marido infiel es santificado en la mujer, y la mujer infiel en el marido: pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; empero ahora son santos.
15Pero si el infiel se aparta, apártese: que no es el hermano ó la hermana sujeto á servidumbre en semejante caso; antes
a paz nos llamó Dios.
16Porque
¿de dónde sabes, oh mujer, si quizá harás salva á tu marido? ¿ó de dónde sabes, oh marido, si quizá harás
salvo á tu mujer?
17Empero cada uno
como el Señor le repartió, y como Dios llamó á cada uno, así ande: y
así enseño
en todas las iglesias.
18¿Es llamado alguno circuncidado? quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircuncidado? que
no se circuncide.
19La circuncisión nada es,
y la incircuncisión nada es; sino
la observancia de las mandamientos de Dios.
20
Cada uno en la vocación en que fué llamado, en ella se quede.
21¿Eres llamado siendo siervo? no se te dé cuidado; mas también si puedes hacerte libre, procúralo más.
22Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es
del Señor: asimismo también el que es llamado siendo libre,
siervo es de Cristo.
23Por precio
sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres.
24Cada uno, hermanos, en lo que es llamado, en esto se quede para con Dios.
25Empero de las vírgenes
no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como
quien ha alcanzado misericordia del Señor
para ser fiel.
26Tengo, pues, esto por bueno á causa de
la necesidad que apremia, que
bueno es al hombre estarse así.
27¿Estás ligado á mujer? no procures soltarte. ¿Estás suelto de mujer? no procures mujer.
28
Mas también si tomares mujer, no pecaste; y si la doncella se casare, no pecó: pero aflicción de carne tendrán los tales; mas
yo os dejo.
29Esto empero
digo, hermanos, que el tiempo es corto: lo que resta es, que los que tienen mujeres sean como los que no las tienen,
30Y los que lloran, como los que no lloran; y los que se huelgan, como los que no se huelgan; y los que compran, como los que
no poseen;
31Y los que usan de este mundo, como los que no usan: porque
la apariencia de este mundo se pasa.
32
Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja.
El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor,
cómo ha de agradar al Señor:
33Empero el que se casó tiene cuidado de las cosas que son del mundo, cómo ha de agradar á su mujer.
34Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella: la doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu: mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, cómo ha de agradar á su marido.
35Esto empero digo para vuestro provecho; no para echaros lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os lleguéis al Señor.
36Mas, si á alguno parece cosa fea en su hija virgen, que pase ya de edad, y que así conviene que se haga, haga lo que quisiere, no peca; cásese.
37Pero el que
está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que tiene libertad de su voluntad, y determinó en su corazón esto, el guardar su hija virgen, bien hace.
38Así que, el que la da en casamiento, bien hace; y el que no la da en casamiento, hace mejor.
39La mujer
casada está atada á la ley, mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es: cásese con quien quisiere, con tal que sea
en el Señor.
40Empero más venturosa será si se quedare así,
según mi consejo; y pienso que también yo tengo Espíritu de Dios.
81Y POR lo que hace
a lo sacrificado á los ídolos, sabemos que todos tenemos
ciencia.
La ciencia hincha, mas la caridad edifica.
2Y
si alguno se imagina que sabe algo, aun no sabe nada como debe saber.
3Mas si alguno ama á Dios,
el tal es conocido de él.
4Acerca, pues, de las viandas que son saacrificadas á los ídolos, sabemos que
el ídolo nada es en el mundo,
y que no hay más de un Dios.
5Porque aunque haya algunos que
se llamen dioses, ó en el cielo, ó en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores),
6Nosotros empero no tenemos más de un Dios,
el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros
en él: y un Señor Jesucristo,
por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.
7Mas no en todos hay esta ciencia: porque algunos con conciencia del ídolo hasta aquí,
comen como sacrificado á ídolos; y su conciencia, siendo flaca, es
contaminada.
8Si bien la vianda no nos hace más aceptos á Dios: porque ni que comamos, seremos más ricos; ni que no comamos, seremos más pobres.
9Mas mirad que esta vuestra libertad no sea
tropezadero á los que son flacos.
10Porque si te ve alguno, á ti que tienes
ciencia, que estás sentado á la mesa en el lugar de los ídolos, ¿la conciencia de aquel que es flaco, no será adelantada á comer de lo sacrificado á los ídolos?
11Y por tu ciencia se perderá el hermano flaco por el cual Cristo murió.
12De esta manera, pues, pecando contra los hermanos, é hiriendo su flaca conciencia, contra Cristo pecáis.
13Por lo cual,
si la comida es á mi hermano ocasión de caer, jamás comeré carne por no escandalizar á mi hermano.
91¿NO soy apóstol?
¿no soy libre?
¿no he visto á Jesús el Señor nuestro?
¿no sois vosotros mi obra en el Señor?
2Si á los otros no soy apóstol, á vosotros ciertamente lo soy: porque
el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.
3Esta es mi respuesta á los que me preguntan.
4Qué,
¿no tenemos potestad de comer y de beber?
5¿No tenemos potestad de traer con nosotros
una hermana mujer también como los otros apóstoles, y
los hermanos del Señor, y
Cefas?
6¿O sólo yo y Bernabé no tenemos potestad de no trabajar?
7¿Quién
jamás peleó á sus expensas? ¿quién
planta viña, y no come de su fruto? ¿ó quién apacienta el ganado, y no come de la leche del ganado?
8¿Digo esto
según los hombres? ¿no dice esto también la ley?
9Porque en la ley de Moisés está escrito:
No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes?
10¿O dícelo enteramente por nosotros? Pues
por nosotros está escrito: porque
con esperanza ha de arar el que ara; y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto.
11Si nosotros os sembramos
lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos lo vuestro carnal?
12Si otros tienen en vosotros esta potestad, ¿no más bien nosotros?
Mas no hemos usado de esta potestad: antes lo sufrimos todo,
por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.
13¿No sabéis que los que
trabajan en el santuario, comen del santuario; y que los que sirven al altar, del altar participan?
14Así también
ordenó el Señor á los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.
15Mas yo de nada de esto me aproveché: ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo;
porque tengo por mejor morir, antes que nadie haga vana esta mi gloria.
16Pues bien que anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!
17Por lo cual, si lo hago de voluntad,
premio tendré; mas si por fuerza,
la dispensación me ha sido encargada.
18¿Cuál, pues, es mi merced? Que
predicando el evangelio, ponga el evangelio de Cristo de balde, para no usar mal de mi potestad en el evangelio.
19Por lo cual,
siendo libre para con todos,
me he hecho siervo de todos por ganar á más.
20Heme hecho
a los Judíos como Judío, por ganar á los Judíos; á los que están sujetos á la ley (aunque yo no sea sujeto á la ley) como sujeto á la ley, por ganar á los que están sujetos á la ley;
21A los que son sin ley,
como si yo fuera sin ley,
(no estando yo sin ley de Dios, mas en la ley de Cristo) por ganar á los que estaban sin ley.
22Me he hecho á los flacos
flaco, por ganar á los flacos: á todos me he hecho todo, para que de todo punto salve á algunos.
23
Y esto hago por causa del evangelio, por hacerme juntamente participante de él.
24¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos á la verdad corren, mas uno lleva el premio?
Corred de tal manera que lo
obtengáis.
25Y todo aquel
que lucha, de todo se abstiene: y ellos, á la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros,
incorruptible.
26Así que, yo de esta manera corro, no como á cosa incierta; de esta manera peleo, no como quien
hiere el aire:
27Antes hiero mi cuerpo, y
lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo predicado á otros, yo mismo venga á ser
reprobado.